domingo, 30 de diciembre de 2007

ARACENA


Capital comarcal situada en el corazón de la Sierra. Aracena es hoy una activa ciudad que conjuga a la perfección sus atractivos turísticos con el papel que desempeña como centro de servicios de toda la comarca. Destino turístico tradicional, gracias a los atractivos de la famosa Gruta de las Maravillas, estandarte de toda la Sierra, que en muchas ocasiones a eclipsado el riquísimo patrimonio cultural y etnográfico de esta bella ciudad.
Aparte de un patrimonio monumental de primer orden, la localidad cuenta con una activa vida cultural, un ciclo festivo amplio y variado representativo de las costumbres serranas.
El viajero que visita Aracena no puede pasar desapercibido el encanto de sus aldeas rurales, ricas en manifestaciones de arquitectura popular (fuentes, lavaderos, molinos), y el atractivo de sus parajes naturales. Esta ciudad cuenta con la más amplia red de senderos señalizados de la Sierra, ideales para el senderismo, y que nos permite conocer a pie, a caballo y en ocasiones también en bicicleta los atractivos del medio rural. Y todo ello junto a la más completa oferta de servicios turísticos.

HISTORIA

Al igual que el resto de la Sierra, es en la etapa cultural del Bronce Pleno, a mediados del II milenio a. C., donde existe más amplia representación de yacimientos con tumbas tipo cistas. Entre éstos el más representativo es el de Castañuelos, muy próximo a la aldea del mismo nombre y a cuatro kilómetros de Aracena, en el que se distingue además otra fase correspondiente a la Edad del Hierro, con restos de un poblado que se asocia al período iniciado a partir del siglo V a. C., en el que pueblos meseteños de origen celta se establecieron en la Sierra de Aracena.
La romanización es tardía y se refiere sobre todo a la explotación de los recursos mineros de la zona, así como a la riqueza agropecuaria, aunque ésta de forma secundaria. Implantación de raigambre romana fue entre otros el Monte de San Miguel.
De la época islámica, según los restos aparecidos, existió una población en el Cerro del Castillo, protegida por una fortificación en el período almohade, que pasó a depender del reino taifa de Niebla en la primera mitad del siglo XIII.
No hay unanimidad sobre la fecha de la conquista, pero parece ser que la Orden del Hospital conquistó para Portugal Aroche y Aracena entre 1230 y 1233, aunque muy pronto el rey Fernando III reclamó para sí estas tierras.
El denominado "Conflicto del Algarve" se solucionará por sucesivos tratados en los que se fijan las fronteras, adscribiéndose toda la Sierra de Huelva al reino de Sevilla como tierra de realengo y se encomienda su defensa a la Orden de Santiago, aunque la leyenda y la tradición fuertemente arraigada defiende la presencia en la zona de la misteriosa orden de los Templarios.
En el siglo XV se produce la primera gran expansión demográfica y gracias a ella la población crece por las faldas del castillo. Se reparte por nada menos que treinta aldeas, muchas de las cuales se emanciparían en los siglos posteriores. En estos momentos la ciudad adquiere gran relevancia; se constituye en la capital de la Sierra, con centro desarrollado en torno a la Plaza Alta, y en una de las principales del reino de Sevilla.
En 1641, el municipio pasa a depender del Conde-Duque de Olivares, y en el siglo XVIII del Conde de Altamira.
En 1833 se crea la provincia de Huelva y Aracena es segregada de Sevilla. Fue el primer marqués, Javier Sánchez Dalp, el personaje más representativo de la época y el responsable de un periodo de impulso en la regeneración de la ciudad. Artífice de iniciativas tan dispares como la apertura de la Gruta de las Maravillas, la instauración de la romería en la Peña de Alájar y la construcción de numerosos edificios, entre ellos buena parte de los que llevan la firma del conocido arquitecto Aníbal González.
En época contemporánea la ciudad en la crisis de las actividades agrícolas y ganaderas. En estos años tristes, sólo destacan las importantes intervenciones de recuperación del patrimonio histórico-artístico emprendidas por el notable vecino Florentino Pérez Embid.
En la última década, Aracena conoce importantes síntomas de revitalización, provocados por la configuración de la ciudad como centro de servicios y por el crecimiento del turismo rural.


CULTURA Y FESTEJOS

El ciclo festivo de Aracena, uno de los más completos de la Sierra, se inicia en enero con el desfile de la Cabalgata de los Reyes Magos. En febrero se celebran respectivamente, el 2 y 3, la festividad de la Candelaria y la de San Blas, con hogueras en la Plaza Alta y una procesión del Patrón de la ciudad, tras la cual se bendicen rosquillas y bollos.
Antes de Pentecostés tienen lugar los carnavales, con sus concursos de agrupaciones, cabalgatas de carrozas, bailes de disfraces, y el popular Entierro de la Cebolla en el paraje de Marimateos.
Quizás una de las festividades más características es la Semana Santa, por el atractivo tanto de los pasos procesionales como de los recorridos, con la madrugá del Viernes Santo como punto culminante. Dos semanas después se celebra la "Semana Santa Chica", emulación de los desfiles profesionales llevado por niños.El tercer fin de semana de mayo tiene lugar la tradicional feria del Ganado, acompañada por unas jornadas festivas, donde tienen lugar exhibiciones, concursos morfológicos, de doma, exposiciones de artesanía, gastronómicas, etc.
En verano se suceden las fiestas a un ritmo frenético: en la cercanía del Corpus Christi, el primer domingo de junio, es la romería de la Divina Pastora hasta la ermita de las Granadillas. A continuación el Pirulito, o velada de San Juan, y numerosas veladas de barrios. De todas ellas destaca la Feria y Fiestas Mayores, en la tercera semana de agosto, con la instalación de un amplio ferial en las proximidades de la Plaza de San Pedro.
De otoño destacan algunas tradiciones populares como los campanilleros, que interpretan canciones en honor de la Virgen del Rosario las madrugadas dominicales de octubre, acompañados de típicos y tradicionales instrumentos. Por último, en vísperas de La Pura, se celebran populares candelas, denominadas "rejiletes", en las que se queman varas de olivo y castaño.

Junto a las actividades festivas tradicionales se celebran numerosos acontecimientos deportivos, culturales y festivos, que dan idea de la vitalidad de esta población, algunos de ellos de gran interés turístico.
Muestra Internacional de Música Antigua, Feria del Jamón y del Cerdo Ibérico, Jornadas Micológicas , así como otros certámenes, encuentros de artistas, etc.
Respecto a los recursos gastronómicos, la cocina local es un compendio de la variedad existente en los fogones serranos: platos derivados del cerdo ibérico, de los productos de la huerta y de las zonas forestales, con gran riqueza micológica y recursos como la castaña y la carne de caza.
La cocina popular está representada en guisos como el de setas y castañas, sopa de ajos, gazpacho de invierno, caldo de matanza, revueltos y migas, entre otros.
Respecto a las actividades artesanales destacan las vinculadas con la alfarería. Tradicionalmente los alfareros locales han tenido influencias procedentes de Cortegana y de Salvatierra de los Barros, pero poco a poco se han perdido las formas de trabajo artesanales.
Tienen también cierto desarrollo las actividades de forja, puesto que Aracena es una de las pocas poblaciones donde esta artesanía es más cercana a los modos de hacer tradicionales.
Como en el resto de la Sierra, se conserva una importante tradición en la talla de madera, actividad de origen claramente rural y radicada en las aldeas.

ALAJAR


Alájar asalta al viajero entre bosques de castaños y alcornoques con su espectacular monumento natural, la Peña de Arias Montano.
Las numerosas y pintorescas aldeas engullidas por la frondosidad de la zona acompañan a esta bella población de Alájar, que se sitúa en el corazón del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche.
La riqueza de sus manantiales y fuentes han moldeado un municipio que sus vecinos han sabido mantener inalterable y engrandecerlo con tradiciones y manifestaciones culturales de gran renombre en la Sierra. Un ejemplo de ello es la Romería de Nuestra Señora de los Ángeles, fiesta grande de la localidad y romería de la Sierra por excelencia.

HISTORIA


Aunque existen indicios de la presencia prehistórica del hombre en Alájar, pues la "Sillita del Rey" se ha considerado un testimonio de arquitectura megalítica (Moreno Alonso, 1979; 86) y las oquedades del término facilitarían un hábitat troglodítico, hasta la época romana no encontramos una ocupación intensa del término.
En el siglo V parece que San Víctor vivió en la peña de Alájar, y hay bastante acuerdo en la presencia constante de eremitas y anacoretas, atraídos por la belleza de los parajes de esta sierra.
La leyenda de este territorio se hace realidad en la época musulmana, que le bautiza con el nombre de Alájar, que etimológicamente significa piedra.
En la reconquista, Alájar fué tierra de frontera y litigio entre las coronas de Castilla y Portugal, interviniendo en su toma la orden militar de santiago, quien la obtuvo como lugar de señorío. Un núcleo importante se asentó en los Montes Orullos, donde se construyó la iglesia dedicada a San Bartolomé.
Desde estas fechas Alájar se va a erigir en asentamiento de mayor vitalidad, reseñado por la construcción de la iglesia dedicada a Nuestra Señora de los Angeles de la Peña, lugar que enlaza con la corriente telúrica de lo sagrado.En 1559, don Fadrique Enrique de Rivera, duque de Alcalá, compraba los lugares de Galaroza y Alájar.
Por la misma fecha, don Benito Arias Montano, famoso humanista, convertía la Peña en atalaya de recreo y meditación. En 1640 Aracena y sus aldeas pasan al señorío del Conde Duque de Olivares.
En estos siglos, los señores ejercen su presión tributaria sobre Alájar, y la misma ciudad de Aracena la presiona en exceso, hasta tal punto que la relación continuada de vejaciones, así como el cobro de los débitos reales y penas, provocaron la huida de varios vecinos a otras partes. Estas razones obligan, con unos bríos inusitados, a pedir continuamente su independencia de Aracena.
En 1700, reinando Carlos II "el Hechizado" y con el consentimiento del señor de Alájar, Marqués de Leganés y principe de Aracena, se le otorgó el título y condición de Villa.
La consolidación de Alájar se realiza en el siglo XVIII. La economía rural se diversificó con un sustancioso incremento de la actividad ganadera y la presencia de comerciantes que eran necesarios "por no producir la tierra para mantener a tanta gente". En 1752 el catastro del Marqués de la Ensenada contabiliza 397 vecinos, y en 1786 el censo de Floridablanca las eleva a 1.875.
En 1857, la rebelión de las minas de San Miguel en Almonaster estuvo protagonizada por naturales de Alájar y fue una revuelta elemental contra la miseria. De esta forma se abren las puertas a un siglo XX presidido por la agonía de un pueblo que abandona su tierra.

CULTURA Y FESTEJOS

El ciclo festivo de Alájar se centra en su fiesta estrella, la Romería de Nuestra Señora de los Ángeles. Esta tiene lugar en la ermita que lleva su mismo nombre en la Peña de Arias Montano.
La víspera de la romería comienzan los actos festivos. Desde Alájar parte “El Poleo”, una comitiva de vecinos y autoridades civiles y religiosas, hasta llegar a la Peña. La madrugada del 8 de septiembre numerosas hermandades de distintos pueblos peregrinan hasta Alájar en carrozas, a caballo y a pie.
Una vez que han llegado las hermandades filiales se celebra la procesión por todo el recinto.
Cuando terminan las celebraciones en la Peña, los vecinos de la localidad continúan la festividad en el pueblo hasta el “Día del Voto”, que tiene lugar el domingo siguiente al día de la patrona.
Las otras romerías que tienen gran aceptación en Alájar son la de la Virgen de la Salud y la Romería de San Bartolomé. La primera se celebra el último domingo de agosto en la aldea de los Madroñeros.
La Romería de San Bartolomé acontece el sábado y domingo anteriores al 24 de agosto. Un cortejo parte desde Alájar a la ermita. El camino se hace más llevadero gracias a un refrescante ponche que es degustado por los romeros. Una vez en la ermita tienen lugar actos religiosos y lúdicos. Destaca entre ellos una capea en un antiguo coso de piedra.
La gastronomía local está centrada en los productos que los vecinos extraen de las fértiles huertas que rodean la población y los manjares derivados del cerdo ibérico elaborados en las matanzas caseras.
Algunos de los platos tradicionales son los guisos, migas y la sopa serrana. En repostería destacan los pestiños, flores, piñonates y postres elaborados con castañas, fruto indispensable en otoño.En cuanto a la artesanía, se ha recuperado algunas actividades tradicionales tales como la cerámica, la marroquinería y la fabricación manual de taburetes hechos de corcho, materia prima muy abundante en la zona.

sábado, 29 de diciembre de 2007

ALMONASTER LA REAL


Pueblo milenario con un patrimonio arquitectónico muy amplio que le ha hecho merecedor de su declaración como Conjunto histórico-Artístico.
Más allá del valioso patrimonio, está el encanto de sus calles y vecinos que han conservado con mimo estos valores, por lo que la población sorprende al visitante que aún no lo conoce.
El municipio conserva además un ambiente tranquilo y apacible. Esto permite disfrutar de sus numerosos atractivos, muchos de ellos poco conocidos, dada la diversidad de paisajes y la extensión del poblamiento, en el que abundan aldeas y poblados mineros.

HISTORIA

El origen de Almonaster se relaciona con un establecimiento religioso de la época visigoda próximo al actual fortaleza. Este asentamiento fue ocupado prontamente durante la dominación musulmana.
La ocupación musulmana dota a la ciudad de mezquita en el Siglo X y de una población circunscrita al recinto amurallado. En 1267 Almonaster pasa, junto con el resto de la Sierra, a formar parte del alfoz de Sevilla, viéndose inmersa en las refriegas fronterizas con el reino de Portugal.
Almonaster cambió numerosas veces de status y propietario. Fue señorío eclesiástico entre 1285 y 1574, villa de realengo hasta mediados del siglo XVIII, en que es vendida a un privado, para recuperar la corona su soberanía a finales de este siglo. A lo largo de estos años de ocupación y repoblación, los habitantes de Almonaster abandonan la fortaleza y el caserío se extiende al llano próximo, lo que aumenta la población de las "cortes" o aldeas agrícolas.
En el siglo XIX, el municipio pasa a depender administrativamente de la recién creada provincia de Huelva y se inicia, ya en la segunda mitad la explotación de los recursos mineros existentes al Sur del termino. Se originan allí numerosos núcleos de población, algunos con vida efímera, y otros que subsisten pese haber sido clausuradas las minas.

CULTURA Y FESTEJOS


Las fiestas de la Cruz son quizás una de las manifestaciones folclóricas más atractivas de la Sierra. Se celebran en Almonaster el primer fin de semana de Mayo, en la aldea de Veredas el segundo, y en la de Agua Fría el último de Abril (Estos dos son variables). El ritual de las fiestas de las cruces de Almonaster es muy complejo, con características diferentes entre la Cruz del Llano y la de La Fuente, pero tienen como factor común el rico y competitivo exorno que realizan de las cruces y aledaños, el protagonismo de la mujer en estos rituales y la riqueza y colorido de los cortejos que tiene lugar en la mañana del domingo.
La fiesta tiene distintos momentos, el domingo de chubarba, la tarde de flores, la noche de los pinos, el romero o domingo de cruces -que es el acto más vistoso-, el lunes de cruces y las giras, en un largo y complejo ritual.
La romería de Sta. Eulalia, el tercer fin de semana de Mayo, congrega a cientos de forasteros, lo que le otorga rango de fiesta supralocal. El sábado en Almonaster es "el poleo" o traslado del simpecado en una larga peregrinación hasta la ermita, situada a 20 kms. al Sur. Buena parte de los Almonastereños pernoctan en la aldea que se ha configurado en torno a la ermita.
Respecto a los recursos gastronómicos, destacan la calidad de los productos derivados del cerdo ibérico, así como los quesos de cabra elaborados artesanalmente en las aldeas, la miel y el anís y los licores fabricados en la Estación de Almonaster en la destilería Anisados La Hormiga. Entre los platos típicos, las sopas de olores, la sopa de carnaval, el adobao, el guiso de pobre, tortas del cura, perrunillas, pestiños, rosas y magdalenas.

CAMPOFRIO


Campofrío se sitúa a caballo entre espacios muy diferentes: la Sierra, con alturas de más de 700 m., y el Andévalo, comarca caracterizada por una topografía y morfología de formas romas y suaves. Esta transicionalidad a la que aludimos sobrepasa el ámbito de lo natural, ampliándose a aspectos sociales, culturales, económicos e históricos, y es que Campofrío tiene corazón serrano y alma minera.

HISTORIA

Los orígenes del municipio de Campofrío están relacionados con un territorio de más de 5.000 años de historia y el desarrollo de una importante actividad minera. Los restos arqueológicos más abundantes son de época romana.
El arqueólogo Pérez Macías relaciona los vestigios encontrados con antiguas vías romanas que unían las Minas de Río Tinto con Arucci: «desde las Minas de Río Tinto corría hacia el norte en dirección a Aracena, atravesando el Odiel a la altura de Campofrío, y los yacimientos mineros romanos de plomo de la Sierra de Aracena».
En torno a esta vía o calzada, que presumiblemente unía Itucci o Tejada la Nueva, Urium o Minas de Río Tinto y Arucci o Aroche, se han localizado importantes yacimientos, entre los que destaca la necrópolis del Risco del Tesoro, por el hallazgo de un epitafio romano. Otros testimonios importantes, como cerámicas, ruinas de edificios y sepulturas, se localizan en «El Guerro», la «Cañita Rosa», el «Majuelo», «Valdelahiguera» y el «Puente Romano del Odiel».
Durante el dominio musulmán, los desiginios del territorio de Campofrío quedaron ligados a Niebla y Alájar, y en la Baja Edad Media la zona fue anexionada a los musulmanes, por Alfonso X el Sabio a mediados del siglo XIII Las primeras citas históricas de este pueblo se remontan a 1401 y 1403, como aldea perteneciente a la villa de Aracena.
El término toponímico parece tener su origen en las primeras ocupaciones por parte de los nuevos conquistadores castellanos. Con el término de Campofrío probablemente se aluda a la situación poco protegida de los rigores del clima, por ser una zona «umbrosa» (Gordon, M., y Ruhstaller, S., 1992; 438).
Los más antiguos manuscritos existentes en la villa datan de mediados del siglo XVI y corresponden al archivo eclesiástico. En él se reconoce la existencia en la aldea de 18 pequeños asentamientos, de los que hoy tan sólo quedan dos. Estos fueron: Casa de Arriba, Calvario, El Puerto, Los Ramos, Del Camino, De Los Duques, El Toril, La Melosa, El Olmo, El Cabezo, El Acebuchal, La Copa, El Moral, Las Mojedas, La Ladera, Ventas de Abajo, Ventas de Arriba y La Majada (Núñez, J., 1937). Ello nos da una idea de la gran dispersión de su poblamiento durante esta época.
Hacia 1659 pasó, junto con Aracena, a la Casa Condal de Altamira, fruto de la venta realizada por el monarca Felipe IV para hacer frente a los numerosos gastos de la Corona.
Pronto el Cabildo de Aracena, haciendo valer los derechos adquiridos por decreto de la realeza, entra en continuos litigios con grupos de aldeanos de Campofrío, a consecuencia del fallido intento de este Cabildo de hacerse con el arrendamiento de los pastos y la montanera de la Dehesa de Valdehigueras, al parecer de exclusivo uso y pertenencia como terreno comunal de los vecinos de Campofrío y La Granada (Núñez, J., 1937). El litigio continuó y hubo de ser llevado ante Audiencia de Sevilla para su resolución. Esta, analizados los hechos, falló en favor de Campofrío en 1749. Pero el hecho no quedó ahí, y las represalias por parte del Cabildo de Aracena no se dejaron esperar, aumentándose el número de tributos y obligaciones, además de someter a los habitantes a continuas vejaciones, que incluso llegaron a la prohibición de comprar vino que no fuera de Aracena.
Todas estas actuaciones desembocaron, a la postre, en la elevación de la aldea a la categoría de villazgo a través de la expedición de un real privilegio del monarca Fernando VI, con fecha del 5 de abril de 1753. Esto supuso el compromiso so de pago de 787.500 maravedíes, a sufragar en distintos plazos. En todo este contencioso, don Pedro López, persona influyente y prior del Colegio de San Basilio Magno de Sevilla, jugó un papel decisivo a favor de la aldea, guiando en todo momento los pasos de los aldeanos en la consecución de la categoría de villa.
De vital importancia en la vida económica del municipio resultaba el papel desempeñado por las cofradías, en especial la de Santiago Apóstol. Esta cofradía, aunque arraigada y constituida en Campofrío, contaba con feligreses y seguidores de toda la comarca llegando a tener un importante poder político y económico, sobre todo en la segunda mitad del siglo XVIII.
Sus importantes donaciones, sus mandas testamentarias y las aportaciones de sus seguidores le hicieron poseer un patrimonio importante y una economía muy saneada.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX su devenir histórico queda ligado a la minería de la cuenca de Río Tinto, al ser partícipe directo de la vida social, política y económica de la nueva transformación que sufriría la comarca tras la venta de las minas a la compañía inglesa.
Sus dehesas, su paisaje, su campesinado, su pobre agricultura, su sistema de propiedad y sus medios de vida van a quedar a partir de 1873 tremendamente determinados por el inicio de la actividad minera. Esta dependencia de la mina continúa en la actualidad, aunque decrece por la propia crisis estructural de este sector y el afianzamiento de olvidadas prácticas agroforestales.
Asentada en una de las zonas más llanas del término, la estructura urbana de Campofrío evidencia un ejemplo de núcleo serrano compacto que ha ido creciendo en torno a la zona central, formada por la iglesia parroquial y la plaza, hacia la que convergen las principales calles. Por la orografía de la zona, el municipio ha tenido que crecer hacia el Sur, buscando las vías de comunicación de las Ventas, que se ha convertido en uno de los ejes más importantes del pueblo.
Entre sus principales vestigios arquitectónicos, tenemos la iglesia de San Miguel Arcángel, de los siglos XV-XVI, completamente rehabilitada, con estilo tardobarroco a finales del siglo XVIII, y la plaza de toros construida entre 1716 y 1718 y que pasa por ser el más antiguo coso taurino de España.

CULTURA Y FESTEJOS

La primera celebración en el ciclo festivo de Campofrío es el día 5 de enero con la Cabalgata de Reyes Magos. El ayuntamiento de esta localidad tiene por costumbre hacer un regalo a todos los niños del municipio. Esta tradición tiene tanto arraigo que en ocasiones la corporación municipal ha expuesto los juguetes en escaparates locales, para que los niños escriban su carta a los Reyes Magos indicándole cual prefieren.
En el carnaval, el protagonismo también recae sobre los niños, ya que desde el colegio se organiza un desfile de disfraces.
La romería de las Ventas es una de las fiestas más importantes de Campofrío. Se celebra el fin de semana antes del Rocio y tiene lugar una romería de Campofrío a Ventas, que es una pequeña aldea próxima al municipio. El lunes, después de los días festivos, es el Día del Picadillo, los vecinos se reúnen para degustar un picadillo, como final de fiestas.
El 25 de julio se celebra el día de Santiago Apóstol, patrón del pueblo. Tiene lugar una feria que dura 4 ó 5 días con bailes y actividades culturales con homenajes a la tercera edad y a los niños. También se organiza una doma vaquera.
La Fiesta del Tomate es una de las más peculiares del municipio. Se celebra cuando el tomate está maduro y diversos concursos con el tomate como protagonista.
El ciclo festivo finaliza con las candelas típicas de la víspera del día de la Purísima Concepción.
Campofrío cuenta con aldeas donde resulta muy fácil adquirir artesanía, como las Ventas de Arriba. Podemos contactar con alguno de los pastores que trabajen el corcho o la madera, con bonitos labrados antropomorfos en los cucharones y en otros utensilios de uso doméstico. El barro lo trabajan Manuel Bermejo y Dolores Pérez.
La gastronomía está basada en los productos del cerdo ibérico de la matanza casera como el famosos adobao, hecho a partir de asadura y muy especiado, que se elabora muy particularmente en la época de matanza, cocido serrano, sopas de perreras, ajo puchero y postres tales como las poleás, las hojuelas, las torrijas, potajes de castañas… son parte de la riqueza gastronómica de esta población.

CAÑAVERAL DE LEON


Este municipio descansa en las laderas de un valle calizo próximo a las sierras que la separan de la provincia de Badajoz. Zona muy agraciada por la abundancia del liquido elemento, el cual se aprecia con facilidad en el paisaje urbano y posibilita la riqueza agrícola, ya que el murmullo de las aguas acompaña la vida cotidiana de los cañeteros, al corres por las acequias del casco urbano, en dirección a las huertas de los alrededores.
Cañaveral ofrece al visitante la tranquilidad en caminos poco transitados y en formas de vidas escasamente inalteradas que son una buena muestra de la Sierra en estado puro.

HISTORIA

En origen, la localización del núcleo parece vincularse al manantial que, procedente del macizo del Jacaco, brota en el centro del núcleo. Es la denominada Fuente Redonda.
Como gran parte de la Sierra, estas tierras estuvieron en manos musulmanas hasta mediados del siglo XIII, momento en que son conquistadas por la Orden de Santiago y seguidamente ocupadas con repobladores cristianos.
En 1588, un privilegio de Felipe II le concede el título de villa, con jurisdicción propia, a cambio de 16000 maravedíes por cada vecino durante cuatro años.
En el siglo XVII comienzan las disputas territoriales con su vecina Hinojales, que alcanzarán hasta el siglo pasado.
Con la división de España en provincias en 1833, Cañaveral entra a formar parte de Huelva. Actualmente, la base económica de Cañaveral sigue siendo agroganadera. El cultivo del olivar, y la cabaña porcina y bovina generan una importante producción en cantidad y calidad.

CULTURA Y FESTEJOS

Cañaveral de León inicia el ciclo festivo con el carnaval, que se celebra un fin de semana de febrero sin fecha fija. Vestidos de luto, los jóvenes forman un cortejo en torno a una gran aceituna que tras la procesión es quemada.
Del 17 al 20 de julio son las fiestas patronales en honor de Santa marina. Se inauguran la noche del primer día con fuegos artificiales. El 18, día de la Patrona, se dedica a los oficios religiosos, mientras el 19 tiene lugar una suelta de vaquillas en el ejido, a la salida hacia Hinojales.
El domingo anterior a esta fiesta se celebra la romería de la Rivera de Montemayor, también en honor de la Patrona, a la qque sacan en procesión tras la misa romera.
La semana cultural tiene lugar en la segunda quincena de agosto, y en ella se organizan exposiciones de arte y etnográficas.
En cuanto a las especialidades gastronómicas propias de la localidad, son similares a las del resto de la Sierra. El gazpacho, el sopeado y el ajogañán son los platos más tradicionales.

CASTAÑO DEL ROBLEDO


En pleno corazón de la Sierra, en medio de una frondosa masa forestal rica en castaños, de donde toma su nombre, pinos, alcornoques y encinas, rodeado de huertas y frutales, se sitúa el Castaño del Robledo, el núcleo de población a mayor altitud sobre el nivel del mar de la provincia de Huelva, y uno de los términos municipales mas pequeños con tan solo 13 kilómetros cuadrados. Cuenta con uno de los Caseríos mejor conservados, siendo así uno de los pueblos más representativos de la arquitectura serrana. Es sin duda esta población una parada obligatoria para todo turista que pase por la zona.

HISTORIA

Las primeras reseñas de esta localidad se remontan al siglo XV, con la aportación por su parte de una leva a la Guerra de Granada. Pero su fundación oficial se lleva a cabo en 1554 por cinco vecinos de Aracena, como aldea dependiente de esta. En esta época desempeñó ocasionalmente las funciones de presbítero de su parroquia el celebre humanista Benito Arias Montano.
El proceso de emancipación se comienza en 1700, cuando sus 50 vecinos denunciaron ante la Justicia Real las vejaciones que recibían de la villa de Aracena. Desde ese momento de inicia un periodo de esplendor económico y demográfico que se prolonga hasta la segunda mitad del siglo siguiente. En 1877 se alcanza la población su máximo histórico.

La importante explotación del castañar y otras producciones primarias, ganadera, minera y forestal, en el siglo XVIII, a las que se unieron las actividades cinegéticas e industriales en el siglo XIX, fueron el soporte principal de esta época de crecimiento.En el siglo XX la población sufrió un declive demográfico debido a la crisis de las economías primarias que sufrió la Sierra. En la actualidad el castañar, este municipio produce la mitad de la producción de castañas de toda la provincia, y secundariamente la ganadería porcina constituyen la base de la economía de esta población.

CULTURA Y FESTEJOS


El ciclo festivo de esta localidad tiene como fecha señalada el 29 de Junio, se celebran las fiestas de San Pedro, que además de una parte lúdica de juegos y bailes, cuenta con la procesión de la virgen en cumplimiento de una promesa hecha por haber librado a esta población de una epidemia de cólera.
En Semana Santa salen en procesión el Jueves Santo la hermandad de la Santa Vera Cruz y la Virgen el Viernes de Dolores. El Domingo de Resurrección se celebra el Día del Bollo, quemando un Judas en la plaza del Álamo.
Las Fiestas de la Mesa se celebran la ultima semana de Agosto en honor de la Virgen de los Dolores.

CORTECONCEPCION


Entre las sierras de la Corte y la Barraca, donde se asentaron poblaciones desde la Edad del Bronce, Corteconcepción es un espléndido y soleado mirador de la Ribera de Uerba y del embalse de Aracena. Esta población en realidad está compuesta por dos pueblos muy próximos; La Corte y Puerto Gil. La conservación de sus rasgos serranos, con su bello casco urbano les ha hecho merecer la declaración de Conjunto Histórico Artístico.
El tipismo de sus casas y calles, sus encantos naturales y paisajísticos, junto con una tradicional y esperanzada industria chacinera, son los principales atractivos de la localidad. Un paseo por sus calles nos permitirá apreciar el dulce aroma procedente de los secaderos de jamón. Manjar, que por su forma tradicional de elaborarlo ha dado fama a Corteconcepción.

HISTORIA

A primeros del siglo XIX, Fernando VII se dignó conceder la gracia de Villazgo a la hasta entonces aldea perteneciente a Aracena, denominada Corteconcepción; en realidad antes, amparándose en el Decreto de 7 de octubre de 1812, promulgado por las Cortes de Cádiz, que concedían a los alcaldes Pedaneos de las aldeas dependientes de Señorío la facultad de ejercer omnímoda jurisdicción en sus respectivos términos, esta villa no dejó de aprovechar la afortunada circunstancia de independizarse. Claro que esta liberación le duró sólo hasta la abolición de las referidas Cortes , prácticamente con la finalización de la Guerra de la Independencia y la vuelta a España del Rey Deseado, con lo que volvió otra vez a la dependencia de Aracena, después de que por el Decreto de 4 de mayo de 1814 quedara derogada la Constitución de 1812 y anulada toda la obra legislativa efectuada en los años anteriores. No obstante, los vecinos de este pueblo no cejaron en su empeño y elevaron instancia al Rey en la que hacían detallada exposición de las vejaciones que por parte de Aracena venían sufriendo, así como el que se sentían agraviados en sus intereses por el mal repartimiento de contribuciones y de cargas comunes, no habiendo tenido por ésta y otras causas la prosperidad que merecían. Recibida esta instancia, Fernando VII la somete a consulta a su Consejero de Cámara, con lo que mandaron practicar las diligencias pertinentes. Después de muchos avatares, habiendo nombrado el Consejo de Cámara de Su Majestad un comisionado para la averiguación de los orígenes de la aldea y tras haber realizado un minucioso estudio estadístico sobre su población y las actividades a la que la misma se dedicaba, se reconoció finalmente la independencia de esta villa. Como resultado de las investigaciones de la comisión se originó un pleito entre Aracena y su todavía aldea, por la oposición de la primera a la concesión de la gracia solicitada, cuya demanda no procedió, por no hallarse en ella razones suficientes para detener el curso del expediente.

CULTURA Y FESTEJOS

Dado que Corteconcepción surge de la unión de dos poblaciones, su ciclo festivo es bastante amplio. Este se inicia con las Cruces, donde los habitantes del pueblo realizan una marcha al Cerro de la Crucecita.
El 24 de junio se celebra la fiesta de San Juan en Puerto Gil, donde se adornan las calles del barrio y tiene lugar una procesión religiosa, a la que siguen bailes y las famosas hogueras.
La Fiesta de Agosto es la siguiente en el calendario. Se celebra el segundo fin de semana del mes, y es una fiesta creada por el Ayuntamiento para la integración y convivencia de los dos pueblos. Tiene lugar en un punto intermedio entre las dos poblaciones y se celebran bailes, espectáculos deportivos, culturales y una cata de jamón.
La fiesta del Señor, en Corteconcepción goza de un curioso privilegio de la Santa Sede para celebrar el Corpus el primer domingo de septiembre. Otra fiesta, aunque en declive, es la fiesta de la Inmaculada, en la que tenía lugar una procesión con antorchas.La artesanía está centrada en los trabajos con la madera y el corcho. Artículos para recuerdo y cazuelas de madera son las especialidades de los hermanos Vázquez Sánchez y Julio Pérez Acuña, que son los artesanos más notables de la localidad.
Los mejores platos de la gastronomía de Corteconcepción son los relacionados con la matanza casera. Las migas con patatas cocidas, el ajogañán, la sopa de ajo y el gazpacho de invierno. Y entre los dulces destacamos los huevos moles, el piñonate y las flores.

CORTELAZOR


Parajes insólitos, casa blancas encaladas, calles empedradas, aire fresco, vida sana y mucha paz pueden disfrutarse en este rincón de la sierra. El municipio y su entorno es el lugar ideal para practicar senderismo por antiguos caminos reales que conducen a parajes de sorprendente belleza:
El camino a Valdelarco, entre profundos valles y lomas; el camino al Charco Malo y Charco Azul, un bellísimo roquedal a cuyos pies surge un bosque de galería formado por alisos; el camino a Corterrangel, lleva a esta aldea atravesando el Charco del Puente y el prado del Barrial; los Callejones, conducen a la ermita de La Coronada; El mirador del Alto del Palancar, desde donde se pueden contemplar cinco pueblos cercanos.
De sus fiestas hay que destacar las patronales, con alegre diana y toros de fuego; la Romería de La Coronada; Las Cruces de Mayo y San Juan, día en que se porta un chopo hasta la plaza y se coloca junto a la torre de la Iglesia.
Cortelazor vive de la agricultura y ganado porcino. Los lugareños continúan realizando matanzas domiciliarias de los cerdos que ellos mismos engordan durante el año.

HISTORIA

Aunque existen vestigios romanos cerca del reconstruido Santuario de Nuestra Señora de la Coronada, donde se encontraron monedas de tiempos del emperador Augusto, y José Navarro cuenta que encontró "tinajas" y dos monedas de oro cuando araba la tierra con la yunta de bueyes, la ocupación efectiva del Cortelazor y su entorno se hace tras la conquista de Alfonso X.
El repartimiento de estas tierras benefició a los hermanos Palomeros, a quienes se les entregó el territorio que iba desde "lo alto de la cruz del palomar hasta la cordillera de sierras que separan los actuales términos de Aracena con Hinojales por aguas vertientes" (Lasso, 1991).
Etimológicamente, el nombre de Cortelazor hace referencia a lugares de importancia para la cetrería (Gordon, M.D. y Ruhstaler, A., 1992) ; así en 1631 se hace referencia al "Concejo, justicia y regimiento del lugar de Lacorteelazor" (A.M.C., 1631 ; Leg. 10).
Pero la leyenda cuenta que el lugar estuvo relacionado con la "corte del Rey Azor", un cabecilla árabe que se hizo independiente en tiempos de los reinos de Taifas (Varios, 1988 ; 1046), y, también, con "la corte al azar", refiriéndose al asentamiento que los hermanos Palomeros establecieron, sin conocer el territorio, para la explotación de las tierras entregadas.
Con el paso lento de la Historia, Cortelazor se fue afianzando, y a "mediados del siglo XVI, el núcleo demográfico de aquella por entonces aldea de Aracena debió de adquirir la suficiente importancia numérica como para decidirse la construcción de una iglesia de un tamaño adecuado" (Plaguezuelo y otros, 1990 ; 135).
"En documentos que datan de 1603 existían ya nombres que tienen en la actualidad, como el Barrio Abajo, de la Mesa, ya en estado de ruinas y deshabitado de la Fuente, en donde es posible que empezara el pueblo a construirse. En este lugar se encontraba una fuente, hoy trasladada a la plaza principal" (González, 1962).
La iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Remedios, que se comienza a construir hacia 1565, es el pequeño corazón de Cortelazor, cuyas épocas de prosperidad o decadencia se van a reflejar en la ampliación o abandono de la misma.
Así, en el siglo XVIII conoce una notable ampliación, porque el área de la iglesia sólo podía acoger a unas 400 personas, de las 512 que tiene el pueblo. Alrededor de 1748 el famoso pintor Tovar realizó un cuadro de La Divina Pastra, que adoge los muros de esta iglesia.
Hasta el siglo XVII, Cortelazor dependió de la administración de Justicia de Aracena ; sin embargo, la distancia a que se encontraba y la inseguridad le llevó a pedir constantemente su independencia. En el año 1630, Felipe IV le hizo la merced de eximirla de la jurisdicción de Aracena, alzándola a la categoría de Villa, por haber ofrecido sus vecinos como compensación el pago de 2.000 ducados.
El crecimiento demográfico a lo largo del siglo XVII debió de ser muy reducido, pues apenas se logra mantener la población. En 1630, Cortelazor reunía 124 vecinos, de los que sólo se contabilizaron a efectos fiscales 112,5, porque existían 21 viudas, un ordenante y 12 pobres ; en 1642, Cortelazor agrupaba a 99 vecinos, descenso que hay que relacionar con la guerra con Portugal y la presión fiscal.
Estos agentes de despoblación se prolongan hasta entrado el siglo XVIII ; así, en 1713, Cortelazor cuenta con sólo 30 vecinos. La recuperación demográfica se inicia a partir de la segunda mitad de la centuria, y así el Catastro de Ensenada de 1752 contabiliza 396 habitantes, es decir, 103 vecinos.
A finales del siglo XVIII, en 1787, alcanza la estimable cifra de 559 personas, que basaban su subsistencia en la explotación de más de mil fanegas de sembradura, otras tantas de encinar y un reducido número de fanegas ocupadas por el castaño, frutales y viña, entre otras. La cabaña ganadera estaba esencialmente compuesta por cabras, cerdos y ovejas.
El siglo XIX conoce la máxima densidad de población del término. En 1857 son 759 personas ; en 1877 llegan hasta 793, y en 1887 tiene Cortelazor 910 habitantes (Mora y Senra, 1992).
Los primeros pasos de Cortelazor en el siglo XX son inseguros, dejando por doquier hijos que no sustenta, en una emigración que sólo se corta a partir de los años noventa. La estructura económica actual se base en un aprovechamiento ganadero, complementada por actividades de subsistencia, y ayudada por las pensiones de jubilados.

CULTURA Y FESTEJOS

El ciclo festivo se inicia con la Pascua, en Semana Santa. Cuando acaban los oficios a media noche del Sábado Santo, se saca la imagen del Resucitado.
El segundo domingo de mayo se celebra la romería de la Virgen de la Coronada, trasladándose el pueblo en carroza o a caballo hasta la ermita, mientras el simpecado es transportado en un carroza tirada por bueyes.
Muy curiosa aunque decaida ultimamente es la fiesta de San Juan, el 24 de junio, momento en el que se planta un gran chopo en la puerta de la iglesia traido a hombros por los mozos.
La fiesta de agosto celebra el día de la Patrona, la Virgen de los Remedios, cuyo hito más destacado es el toro de fuego. Se montan en la plaza los tradicionales bailes y se aprovecha el chopo plantado para juegos de cucaña.
En cuanto a las especialidades gastronómicas, estas giran en torno a las matanzas caseras. Entre los platos típicos destacan las chanfainas, guiso que se preparan en las matanzas con visceras, hortalizas y aderezos de aromáticas. Tambien son tradicionales las migas, gazpacho de invierno, cocido serrano y el potaje de habichuelas. En dulces la miel, el piñonate, retorcidos, tortas de manteca, isabelitas y el potaje de castañas.
Es también significativa la pervivencia de actividades artesanales, y prueba de ello es la reciente apertura de un Museo de Artesanía. En el museo destaca el singular legado de José Navarro Pérez, que trabaja la madera con formas tradicionales.

CUMBRES MAYORES


situado en la línea de cumbres que separa las cuencas de la Rivera del Múrtiga y su afluente, el Sillo, las potencialidades pisajísticas de este núcleo constituyen uno de sus mayores atractivos.
La situación del castillo en el punto más alto de esta sierra, junto a la iglesia parroquial condiciona no sólo la inconfundible imagen del antiguo asentamiento defensivo, sino gran parte de la morfología urbana, que se desarrolla en torno a estos hitos.
En su entorno están presentes terrenos montañosos y arbolados por el bosque mediterráneo característico de la Sierra. Coexisten los aprovechamientos ganaderos lanar y porcino, junto a una agricultura cerealista y olivarera, que tiñen de rasgos extremeños a este paisaje de frontera.

HISTORIA

Esta ciudad de origen celta y posterior ocupación romana tuvo categoría de municipio y estaba comunicada mediante una calzada con Zufre y Aroche. Parece ser que la despoblación de este asentamiento dio origen a las tres Cumbres. Conquistada por el reino de Castilla en el siglo XIII, pasa a ser tierra de realengo dependiente de la ciudad de Sevilla y forma parte del conjunto de núcleos defensivos en la "cuestión del Algarve", proceso secular de enfrentamientos de Portugal. La construcción del castillo, a partir de la Carta dada por el rey Sancho IV en 1293, consolida la población, ahora defendida tras potentes murallas.
Importante fue en el inicio de la Edad Moderna la presencia de los ganados trashumantes de la Mesta. Documentos de 1488 certifican los pleitos de la ciudad de Sevilla con el Concejo de la Mesta para cobrar los portazgos de los ganados que pasaban por esta ciudad.
En la actualidad, la economía cumbreña se sigue basando fundamentalmente en la industria de derivados del cerdo ibérico, aunque ha perdido el papel dominante que tenía en el sector frente a Jabugo y cortegana.

CULTURA Y FESTEJOS

Las fiestas más renombradas de Cumbres son las del Corpus Christi, de antiquísima tradición (siglo VIII), que tienen lugar durante cinco días -de miércoles a lunes-. En ella se celebran diversas procesiones: el miércoles, la Vírgenes de la Esperanza y del Amparo son llevadas desde sus respectivas ermitas a la parroquia, para salir al día siguiente junto con las del Rosario y Gracia, acompañando a la Custodia por las calles engalanadas de altares y flores. Las imágenes serán devueltas en procesión a sus capillas el domingo.
Pero lo más significativo de estas fechas son las famosas danzas de la Esperanza y del Santísimo Sacramento, donde los grupos de niños de ambas hermandades -diez cada uno- bailan por las calles al son de gaiteros, tamboril y las castañuelas que ellos mismos portan.
Otra ocasión para contemplar a los danzantes es el Lunes de Albillo -lunes posterior a Semana Santa-.
El ocho de septiembre es el turno de la Virgen del Amparo, con su popular verbena, que se monta en la plaza de la ermita. Vuelven a celebrarse danzas y procesión de la Virgen, además de verbena nocturna, que se acompaña de un delicioso ponche elaborado con canela y melocotón y juegos tradicionales.
Uno de los principales atractivos de esta localidad, que le ha dado merecida fama, son los productos derivados del cerdo ya que esta población, junto con Cortegana y Jabuco, atesora los más preciados perniles de la Sierra.
Muy propias del municipio son también las morcillas tontas o de lustre, elaboradas a base de despojos de chivo, perejil, cebolla y hortalizas. Entre los platos elaborados destacan el cocido serrano y el rabo ibérico en salsa.

FUENTEHERIDOS


Fuenteheridos, emplazada en el corazón de la Sierra, constituye una de las poblaciones estandarte del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche. Este núcleo serrano, declarado Conjunto Histórico-Artístico, ha sabido conservar su aspecto genuinamente rural y su tranquilidad, por lo que representa uno de los destinos imprescindibles para el viajero.
Al encanto del municipio hay que unir un entorno privilegiado por sus frondosos bosques de castaños, encinas y quejigos, aderezados por el colorido y alegría que aporta el abundante agua que riega el valle en que se encuentra esta preciosa localidad.

HISTORIA

La historia empieza a caminar en Fuenteheridos en época musulmana. Hay indicios y restos de este período en el Cerro Castillejo, que bien podría haber sido fortín.
Con la llegada del dominio cristiano, a partir del segundo tercio del s. XIII comienzan las noticias de Fuenteheridos. Si bien la conquista de las plazas fuertes de Aracena y Aroche fue realizada por el reino de Portugal, pronto pasarán a manos castellanas.
Todo el ámbito serrano giró hacia un proceso de castellanización que sólo algunos núcleos de población eludieron, como es el caso de Fuenteheridos, cuya repoblación correspondió a León desde mediados del s. XIII.
En torno a donde brotaba más agua, la Fuente de los Doce Caños, decidieron cimentar las primeras piedras de lo que sería el pueblo de Fuenteheridos.
Después de la conquista, Fuenteheridos se convirtió en tierra de realengo, perteneciente a la ciudad de Sevilla, siendo el monarca el verdadero titular de la villa.
Este status perduró hasta mediados del s.XVI, cuando don Fadrique Enrique de Rivera, duque de Alcalá, en 1559, compró los lugares de Galaroza, en los que se incluía las aldeas de Fuenteheridos y Alájar, manteniendo su jurisdicción señorial hasta 1621.
En el s. XVII y los primeros años del XVIII, Fuenteheridos tiene historia común con Galaroza, de la que depende administrativamente, aunque cada vez más, quedará bajo los designios de Aracena.
En 1621 estas tierras formarán parte de la jurisdicción señorial del Conde-Duque de Olivares. Pasa a depender desde 1645 del Marqués de Astorga o Conde de Altamira, "quien se intitulaba príncipe de Aracena" (González Sánchez, C.A., 1988), hasta su disolución en 1812, época de desamortizaciones y liberalismo. Previamente, en 1716, Fuenteheridos obtendría el derecho de villazgo y la independencia de Galaroza, convirtiéndose en villa realenga, dependiente de nuevo de Sevilla.
Los datos escritos más antiguos donde se cita a Fuenteheridos se remontan al año 1685 y aparecen en un libro de informes del Estado de las Vicarías existente en el Archivo del Palacio Arzobispal de Sevilla (Varios, 1988).
Durante la primera mitad del s. XIX gozaron de mucha fama sus canteras de mármol, que tenían como principal destino la ciudad de Sevilla (Varios, 1988), explotación interrumpida antes de que acabara la mitad del siglo debido a las dificultades y condiciones de la accesibilidad y del transporte.

CULTURA Y FESTEJOS

La actividad festiva en Fuenteheridos comienza el 28 de Febrero, con la celebración del Día de Andalucía, el cual los representantes del Ayuntamiento invitan a todos sus vecinos a un aperitivo en la plaza del pueblo. Ameniza este acto una banda de música.
El siguiente evento en orden cronológico es la Semana de Pasión, donde tienen lugar los correspondientes actos religiosos. El Viernes Santo podemos ver en procesión a la Virgen de los Dolores y al Señor de la Columna recorriendo las calles de esta localidad.
El Sábado Santo se celebra la quema del Judas, alrededor de la media noche. Esta fiesta comienza ese mismo día por la tarde, en la Era de la Carrera, con la elaboración de los muñecos de trapo, acto al que acuden muchas personas y que en la última celebración, ha dado lugar a un concurso en el cual se premia al muñeco más original. Antiguamente las personas quemaban los Judas y ahí se terminaba la fiesta, pero en la actualidad, los jóvenes aparte de quemar los judas esperan a que se caigan los zapatos para comenzar una verdadera batalla campal entre todos los asistentes por las calles de la localidad. Hoy en día es la fiesta con más apogeo del pueblo.
El Sábado Santo se celebra la quema del Judas, alrededor de la media noche. Esta fiesta comienza ese mismo día por la tarde, en la Era de la Carrera, con la elaboración de los muñecos de trapo, acto al que acuden muchas personas y que en la última celebración, ha dado lugar a un concurso en el cual se premia al muñeco más original. Antiguamente las personas quemaban los Judas y ahí se terminaba la fiesta, pero en la actualidad, los jóvenes aparte de quemar los judas esperan a que se caigan los zapatos para comenzar una verdadera batalla campal entre todos los asistentes por las calles de la localidad. Hoy en día es la fiesta con más apogeo del pueblo.
Para finalizar, el Domingo de Resurrección, se celebra el Día del Bollo. Ese día se reúnen personas de todas las edades en los campos que rodean la localidad para compartir la comida que han preparado. Es típico la degustación de un "Hornazo" o bollo de pan con un huevo en su interior que recibe el nombre de "Rosca".
El patrón de Fuenteheridos es el Espíritu Santo. Esta fiesta se celebra 7 días antes del Corpus. En ella se celebra una misa y tras ella, una procesión y por la noche un baile popular en plaza del pueblo. El patrón fue traído por los pobladores castellano-leoneses. Durante la fiesta, en la puerta del mayordomo se coloca un chopo que previamente ha sido trasladado por los jóvenes y mayores de la localidad, desde la finca del propietario que haya donado el árbol.
Otra de los acontecimientos festivos de la localidad es la “Fiesta del Carro”. El Carro tiene su origen en la visita que hacen los jóvenes de Fuenteheridos a la localidad de Navahermosa (aldea de Galaroza), en sus fiestas locales. Los jóvenes de Fuenteheridos se reúnen, el Sábado y adornan con pintadas y papeles de colores un coche viejo, el cual se utiliza para transportar la garrafa de ponche que se beberá durante el recorrido. Dicho coche es empujado hasta la localidad festiva que espera ansiosa su llegada. Allí, en medio de la fiesta, se reúnen todos y levantan en peso el coche varias veces. En la actualidad se trata de una fiesta en auge conocida en toda la Sierra.
La fiesta de la Virgen de la Fuente se realiza el 15 de Agosto. Es la patrona de Fuenteheridos y en su honor se organizan actos culturales y festivos que suelen durar 4 ó 5 días. El día de la patrona, la Virgen sale en procesión por las calles del pueblo y durante este acto se bendice el agua de la Fuente tan importante para éste.
Uno de los momentos mas esperados en el calendario festivo es la Romería de la Reina de los Ángeles. Esta peregrinación tiene su origen en el s.XIX, celebrándose cada 8 de septiembre y teniendo desde esta época su hermandad de la Reina de los Ángeles con ermita situada en la Peña de Arias Montano. Durante el camino nos encontramos con chiringuitos montados para la ocasión. La noche anterior a la romería hay un bonito espectáculo de fuegos artificiales y es típico, de los vecinos de Fuenteheridos, ir andando hasta allí, para su disfrute.
La Fiesta de la Castaña se realiza en la primera semana de Diciembre, cuando finaliza la recolección del fruto. Antiguamente esta fiesta se celebraba para entregarle la castaña de oro, al vecino del pueblo que hubiese realizado algún acto, en beneficio de esta localidad; para agradecer su colaboración en el desarrollo de Fuenteheridos y para fomentar la iniciativa del resto de los ciudadanos. Sin embargo esta tradición se ha sustituido actualmente, por la subasta de la corona de los Reyes Magos.

GALAROZA

Galaroza llama la atención no sólo por la belleza de la población sino por el entorno en el que se emplaza: el valle del Múrtiga. En un lugar conocido por la abundancia del agua, antiguamente presente por gran parte de la localidad a través de sus numerosas fuentes y acequias, la frondosidad de la vegetación hace del pueblo y sus alrededores un objeto de visita innegable y un punto de partida y llegada de múltiples excursiones.
Rodeado de huertos de frutales (manzanos, membrilleros, nogales...), se conoce a sus hijos como cachoneros, en alusión a sus famosos peros cachones.

HISTORIA

A lo largo de los siglos VIII al XII, estas tierras fueron objetos de sucesivas ocupaciones musulmanas: Walíes de Córdoba, almorábides, nuevamente reinos de taifas y almohades. Conquistada por el reino de Castilla y como otros municipios onubenses de la margen izquierda del Guadiana, Galaroza será durante el siglo VIII alternativamente lusitana y castellana, pasando definitivamente a este último reino en 1267, por el Tratado de Badajoz entre Sancho II de Portugal y Fernando III el Santo.
Galaroza se emancipa de Aracena en el año 1553, gracias a una Carta de exención y jurisdicción otorgada por Felipe II, alcanzando así el título de villa. La localidad será víctima de la ocupación napoleónica entre 1810 y 1812, tendrá un ayuntamiento constitucional durante el Trienio Liberal, y dejará definitivamente de pertenecer al reino de Sevilla por la división de España en provincias en 1833.
La formación histórica del núcleo se produce a partir de la actual iglesia, posiblemente antigua mezquita que originaria un poblado árabe en el siglo VIII. Los primeros barrios de los que se tienen constancia, y que estructurarían el actual trazado, son Los Riscos y el entorno de la iglesia.
La zona oriental de la localidad se generaría a partir del cierre de una mina de plata y la evolución posterior enlazaría los nucleos primigenios, que desarrollan la morfología urbana en un arco alargado entorno al Cerro de Santa Brígida, al que abraza por el Norte, Este y Oeste.

CULTURA Y FESTEJOS

El ciclo festivo de esta localidad es uno de los más interesantes y completos de la Sierra. Una de las tradiciones más peculiares, al ser una diversión surgida y desarrollada en torno al agua, es la fiesta de Los Jarritos, que tiene lugar el día seis de Septiembre. Cualquiera que ose a acercarse a la plaza esa mañana se arriesga a un chapuzón, lo que no deja de tener su divertimento, sobre todo si el que recibe tal bienvenida se encuentra preparado.
La fiesta tiene lugar en torno Fuente de los Doce Caños, y temporalmente hasta el atardecer.
En octubre y noviembre tiene lugar una velada de poesía erótica, en la que diversos autores de diferente procedencia leen sus creaciones a la luz de la lumbre en la Venta de El Castaño.
La fiesta de Todos los Santos, de gran tradición en Galaroza da entrada al mes de noviembre.
Entre Carnaval y Semana Santa, rondan las calles vestidos con ponchos y singulares sombreros los populares Quintos, mozos de reemplazo que cantan al son de las chacarrascas el cancionero popular.
El Domingo de Resurrección los cachoneros se congregan en torno a la ermita de Santa Brígida en el Día del Bollo, fabricado para la ocasión con huevo en su interior, una vez finalizada en los alrededores la procesión de la Santa, protectora de las huertas, para bendecir los campos desde lo alto del cerro. El día siguiente es el Día de la Gira, en que, antes en la Fuente del Agrión y ahora en las orillas del Múrtiga tiene lugar un almuerzo campestre.
A finales de mayo o principios de junio los amantes de la literatura se reúnen en las Jornadas de Escritores de la sierra, uno de los encuentros de este carácter más importante de la provincia.
Las fiestas patronales en honor a la Virgen del Carmen se celebran entre el 15 (misa de medianoche) y el 25 de julio. El 16 tiene lugar la "bajada" de la imagen a la parroquia donde permanece todo el tiempo que dura la novena y las fiestas. El día 25 se saca a la Virgen en procesión por el casco antiguo y por la noche es la "subida" o devolución a su ermita. Las calles son encaladas y engalanadas con colchas, mantones y banderolas.

HIGUERA DE LA SIERRA


Higuera de la Sierra, conocida por su Cabalgata de Reyes Magos, esconde uno de los enclaves urbanos con más encanto y mejor conservado de todo el Parque Natural. Ventanas y balcones con cuidadísimos enrejados y engalanados de flores dan un toque de color a sus calles encaladas, que encierran el sabor de lo popular. Todo ello unido a un calendario festivo y cultural variado que alcanza su punto álgido la noche de Reyes, en la cual los vecinos ponen la guinda a un gran espectáculo visual que ningún amante de la Sierra debe perderse.

HISTORIA

Sus orígenes están vinculados a un cruce de caminos pues ya en el siglo I pasaba por estas tierras la vía romana descrita en el itinerario Antonino que, procedente de Beja, se dirigía a Cortegana y Aracena, para unirse a la vía Esari Pax lulia, que enlazaba a Hispalis con Emérita, (Moreno ' A., 1972). En la Edad Moderna una «vereda de carne» todavía atravesaba la Sierra desde la frontera con Portugal hasta Higuera y se asentaba, en buena parte, sobre aquel antiguo camino romano.
La conquista árabe, en la segunda mitad del siglo VIII, desplegó en la zona poblaciones bereberes procedentes del Norte de Africa. En el siglo X Higuera de la Sierra es incorporada a la cora de Beja, y en el XI, al reino taifa de Niebla.
La conquista cristiana es efectuada por el vecino reino de Portugal a través de la Orden del Hospital de San Juan durante el reinado de Sancho II (1230-33), cuando también fue ocupada Aracena. El término quedó por entonces dividido en dos, ya que Zufre permanecía aún en manos de los musulmanes. Estas tierras serán cedidas en 1253 por Alfonso III de Portugal al rey castellano Alfonso X, que las ampliará con la toma de Niebla en 1257.
A fines del siglo XIII existían tres ventas, llamadas del Higuerón por situarse junto a una higuera salvaje en el camino hacia Zufre y Sevilla. Estas fueron creciendo y juntándose hasta constituir el primitivo núcleo de Higuera de la Sierra.
Desde el último tercio del siglo XIV posee concejo independiente y se constituye como villazgo.
Sería el emperador Carlos V quien, una vez oídas las súplicas de los vecinos, les concedió de nuevo el título de villazgo con fecha 18 de septiembre de 1553.
Conoce el pueblo, durante la segunda mitad del siglo XVI y la primera del XVII, una etapa de prosperidad y crecimiento, confirmada por el hecho de que pasará de los 150 «vecinos» que tenía en 1553 a contar con 212 en 1642 (Núñez Roldán, F, 1987, 428). Ello se debe a una importante expansión agroganadera y al mejor aprovechamiento de los recursos naturales.
La conquista cristiana es efectuada por el vecino reino de Portugal a través de la Orden del Hospital de San Juan durante el reinado de Sancho II (1230-33), cuando también fue ocupada Aracena. El término quedó por entonces dividido en dos, ya que Zufre permanecía aún en manos de los musulmanes. Estas tierras serán cedidas en 1253 por Alfonso III de Portugal al rey castellano Alfonso X, que las ampliará con la toma de Niebla en 1257.
A partir de 1642 y hasta la primera década del siglo XVIII atraviesa Higuera una coyuntura crítica, dada la atonía económica, las epidemias, los tributos y las guerras con Portugal, perdiendo por entonces 16 «vecinos». Una vez superadas las coyunturas desfavorables, emprenderá una nueva senda en el siglo XVIII marcada por la prosperidad socioeconómica y demográfica, de la cual nos informa el Catastro de Ensenada de 1752.
A lo largo de los siglos, Higuera de la Sierra mantuvo una lucha constante con el medio para mantener y aumentar sus habitantes. Los 150 vecinos» de 1553 llegan a 212 en 1642. Un siglo después, en 1742, pueblan el término 290 «vecinos», 1.160 personas, que se convertirán a finales del siglo XVIII en 1.603.
En cambio, el siglo XIX, en su primera mitad, va a suponer una dura prueba para la localidad, cuya población disminuirá debido a las guerras, carestías, epidemias, etc,, hasta situarse en los 1.240 habitantes de 1845 (Madoz, P.). La segunda mitad de esta centuria abre una nueva etapa caracterizada por el desarrollo económico propiciado por la explotación del corcho y el establecimiento de la industria corchera de la mano de empresarios catalanes. Además, la liberación de las tierras de manos muertas, a lo largo de los distintos procesos desamortizadores, y una mejora de los usos y aprovechamientos, permitió que en 1900 el municipio alcanzase el máximo demográfico con 2.214 habitantes.

CULTURA Y FESTEJOS

Una de las manifestaciones sociales y religiosas más importante de la Sierra, y con mayor proyección exterior, es la Cabalgata de Reyes de Higuera de la Sierra. Hoy día, única en su género y de reconocido prestigio en toda España.
Los inicios de esta entrañable celebración se remontan a 1918, cuando tres vecinos de la localidad tuvieron la idea de organizar la salida de los Reyes Magos. Ensillaron tres caballos, compraron unos caramelos y vestidos de reyes desfilaron por las cuestas empinadas del pueblo.
La Cabalgata evolucionó con el tiempo y, si en un primer momento salían los tres reyes a caballo, después se incorporó un caballo más con la estrella de Oriente, y más tarde, vinieron las carrozas con figuras estáticas. En los setenta se produjo el gran cambio, al formarla figuras animadas y aumentar el número de carrozas.
El pueblo entero se vuelca en la cabalgata, y todos, nietos, padres y abuelos, se prestan a vestirse y representar las diferentes escenas de la Biblia, con tal entrega que se hace difícil imaginar que son vecinos de la localidad, y no actores profesionales. En la representación también participan animales domésticos junto a sus dueños que aportan más realismo al acto. Entre ellos perros, gallinas, corderos, palomas, asnos.... . Todo ello junto a enseres antiguos y el cariño de todo un pueblo que hacen que la Cabalgata de Reyes Magos se convierta en una festividad de espectacular belleza en la Sierra, la cual ha adquirido tanto renombre por meritos propios.
Las fiestas patronales se celebran en Mayo y están dedicadas a Nuestra Señora del Prado, coincidiendo con Pentecostés. Previamente, en Marzo el día de la Encarnación los romeros van a la ermita y tras el encuentro con la Patrona degustan las típicas empanadas rellenas con productos derivados del cerdo ibérico. La imagen se lleva a la parroquia desde la ermita. El fin de semana de Pentecostés se celebra la fiesta mayor donde procesiona la virgen por el pueblo el Domingo, y al día siguiente tiene lugar la romería, donde los vecinos pasan un día de convivencia en el campo y se degusta la empanada rellena de productos serranos.
Otra celebración con muy buena acogida entre los vecinos y visitantes es la velá de San Antonio de Padua, que acontece el último fin de semana de Agosto. Está organizada por la Hermandad del Santo y el Ayuntamiento. Además de las actividades culturales que se organizan para la ocasión, el lunes se elabora una sangría típica del veranillo serrano.
En la segunda quincena de septiembre tiene lugar la feria de Higuera que se celebra en el paseo con caseta municipal, baile y orquesta. Además de las actividades culturales que organiza el ayuntamiento.
Otra actividad que cada vez adquiere más importancia en la Sierra, e incluso fuera de ella, es el festival taurino de Higuera de la Sierra, donde se dan cita importantes figuras del toreo, y tiene carácter benéfico, ya que los fondos se destinan a financiar la Cabalgata y la Residencia de Ancianos. Aunque el festival no tiene fecha fija, suele coincidir con San Antonio.
La artesanía, dada la tradición corchera de esta localidad, está basada en artículos procedentes del corcho; taburetes, jaulas de grillos, dornillos etc. También existen algunos artesanos de la madera.
La gastronomía está basada en los productos derivados del cerdo: tortas de chicharrones, gazpacho de invierno y sobre todo la tradicional empanada. También es un plato típico el potaje de castaña.
Existen dos productos muy populares entre los higuereños , que alcanzan gran calidad por su forma artesanal de elaborarlos; los licores y el queso de cabra.

JABUGO

Localizado en el cruce de dos importantes vías de comunicación, el municipio de Jabugo ha sabido sacar partido históricamente a sus ventajas estratégicas para contrarrestar las limitaciones que le imponían la escasa extensión de su término municipal y, consecuentemente, lo reducido de los recursos naturales disponibles.
Pese a ser éste uno de los municipios más densamente poblados de la provincia, con más de 100 habitantes por km2, Jabugo presenta al viajero unos paisajes tradicionales de los mejores conservados de la Sierra, al coexistir las actividades rurales de carácter silvopastoril sustentadas en la dehesa, los castañares y, en menor medida, las huertas, con las actividades industriales localizadas en Los Romeros, El Repilado y la capital municipal.

HISTORIA

Existe constancia de este poblamiento desde el Paleolítico. Pero no existen referencias bien documentadas de los periodos romanos y musulmán. Fue conquistada por las ordenes militares portuguesas en la primera mitad del siglo XVIII, para pasar enseguida a la dominación de la Orden de Santiago, dependiendo de Almonaster la Real.
Como otras poblaciones de la Sierra, en 1691 Jabuco se independiza como municipio, en un momento en que experimenta un importante crecimiento demográfico que se traduce también en la reedificación de la iglesia parroquial.Su gran desarrollo económico se impulsará a finales del siglo XIX con la construcción del ferrocarril Huelva-Zafra. Éste permitió la implantación de una serie de actividades fabriles ligadas a las industrias cárnicas, de producción eléctrica, aserraderos, etc.
El municipio sufrió sin embargo desde 1940 una terrible sangria demográfica, ligada a la perdida de competitividad de estas industrias y a la crisis del mundo rural. Sin embargo, desde 1980 se observa una lenta pero sostenida recuperación basada en la ampliación del sector carnico, ya que numerosos mataderos y fábricas de embutidos se han establecido en el municipio para capitalizar la imagen de marca que tienen los productos con el marchamo de "Jabugo". Estas industrias y los servicios de restauración resultantes son sus principales actividades económicas.

CULTURA Y FESTEJOS

Las fiestas locales de Jabugo coinciden en su contenido: tanto en las dedicadas a Nuestra Señora de Los Remedios, en el segundo fin de semana de julio como en las de San Miguel, en el último fin de semana de septiembre, se suceden actos religiosos, como las procesiones y festivos, con las tradicionales veladas, bailes y actos taurinos. A principios de mayo se celebran Las Cruces.
En cuanto a las actividades artesanales, tradicionalmente en esta localidad era muy extendido el encaje de bolillo.
La aldea de Los Romeros era un importante centro alfarero cuya especialidad eran los vidriados con engobes a la almagra, pero lamentablemente la tradición gremial ha desaparecido.

LINARES DE LA SIERRA

Linares de la Sierra se encuentra en un profundo valle a 497 metros de altura sobre el nivel del mar, una de las cotas más bajas de todos los pueblos del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche.
Sin embargo, su situación abrupta añade más atractivos a una población, que por su núcleo típicamente serrano y su aspecto genuino y rural es destino imprescindible para el viajero que quiera conocer la Sierra en estado puro.

HISTORIA

Al igual que otras poblaciones de la Sierra, Linares fue ocupada por musulmanes y portugueses antes de pasar a manos castellanas bajo la jurisdicción del Concejo de Sevilla en el Siglo XIII. La presencia árabe se detecta aún en los sistemas de riego, en numerosos topónimos y a decir de algunos en el trazado laberíntico de las calles.
La localidad crece bajo la dependencia de Aracena y en 1640 pasa con ella a estar bajo el dominio del Conde-Duque de Olivares. El título de villa no lo obtendrá hasta 1754, otorgado por Fernando VI.
En el siglo XVIII será una época de expansión en Linares, como en la mayor parte de la Sierra, que se traducirá en un fuerte incremento de población y en la construcción de una iglesia parroquial.
El siglo XIX supone el techo demográfico del pueblo, que alcanza los 1021 habitantes en 1857, para caer la población en picado desde comienzos del siglo XX, primero absorbida por el “boom” minero del Andévalo y posteriormente por el éxodo rural de los años 60.
En la actualidad la población se ha estabilizado, y parece vivir una etapa de prosperidad gracias al turismo y a las personas de la ciudad que ven a Linares de la Sierra como una población ideal donde disfrutar de una buena calidad de vida.

CULTURA Y FESTEJOS

La primera celebración del calendario festivo de Linares es la Cabalgata de Reyes Magos. Esta se lleva a cabo por tres personas con capas de armiño sobre tres asnos y lanzando caramelos a los niños. Constituye una de las estampas más pintorescas de la Sierra.
La siguiente festividad es la “Fiesta del Piñonate”, que cierra la Semana Santa. Esta peculiar celebración tiene lugar el Domingo de Resurrección, donde se sortean dulces de piñonate con muy diversos motivos religiosos elaborados por las vecinas.
El 24 de junio se celebran las fiestas patronales en honor de San Juan Bautista y duran tres días. En ellas se organizan novilladas en la plaza de Juan de Dios Pareja Obregón, que se cierra para la ocasión.
En las fiestas de verano del 15 de agosto también se celebran capeas con novilladas lidiadas por vecinos de la localidad, organizadas por la Hermandad de la Reina de los Ángeles.
También forma parte de las tradiciones de Linares las matanzas caseras, que tienen lugar en fechas próximas a la Navidad. Esta actividad, en ocasiones, se lleva a cabo en plena calle y en ella participan tanto miembros de la familia como vecinos, convirtiéndose así en un verdadero acto social de reencuentro entre amigos y familiares que vienen para la ocasión.
En cuanto a la artesanía existen varios artesanos de la madera y cestería que fabrican cucharas, cestas con varetas de olivo y otros objetos.
La gastronomía típica de la localidad se basa en los productos del cerdo ibérico procedente de las matanzas caseras. Y en repostería, no hay que dejar de probar el piñonate, las peras a lo pobre y las manzanas con azúcar.

LA NAVA


En el corazón de la Sierra, enclavada en un cruce de viejos caminos, se encuentra La Nava, dominando el valle del Múrtigas que le ofrece el rico tesoro de sus huertas; esas mismas huertas que en su día comenzaron a cultivar aquellos agricultores venidos del oriente y en las que dejaron todos su saber.
El término se extiende por una superficie de sesenta kilómetros limitando al Norte con los de Cumbres Mayores y Cumbre de San Bartolomé, al Este con Valdelarco y Galaroza, al Sur con Jabugo y al Oeste con Cortegana y Aroche. Además del río Múrtigas que cruza el término de Sur a Norte, otra corriente de agua se adentra en la Nava hasta unirse al anterior en el paraje conocido como Riscos Castillejos, es el río Caliente que junto con el anterior, forman una red fluvial de más de quince kilómetros. Su única aldea Las Chinas, a cinco kilómetros al Sur de la población, está compartida con el vecino pueblo de Galaroza.
Se encuentra la población a una altura media de 420 m. Su clima es mediterráneo con una temperatura media de 17 grados, aunque se registran grandes diferencias de temperatura que en el verano pueden alcanzar fácilmente los 40 grados en las horas centrales del día, refrescando al atardecer, mientras en invierno se registran grandes heladas nocturnas, siendo raro el año que no nieva.
Los naturales de La Nava se sienten orgullosos de su pueblo e invitan a toda aquella persona que quiera conocerlo a visitarles, pues seguro que no saldrán defraudados, muy al contrario, volverán más de una vez.

HISTORIA

Aunque parezca una incongruencia es así, en La Nava se ha perdido el recuerdo de su historia y, no es que no la tenga, es que hasta ahora nadie se había preocupado de investigarla.
Desde tiempos muy remotos, el valle del Múrtigas ha a atraído a numerosos pueblos por la riqueza que les proporcionaba sus tierras; primero como lugar de caza y cuando se hicieron sedentarios, como tierras de cultivo y de explotaciones mineras.
Varios son los yacimientos arqueológicos que atestiguan el paso por el término de La Nava de los diferentes pueblos que lo han habitado. De estos yacimientos podemos destacar tres de gran importancia: Papatortas, al Oeste de la población hacia la aldea de Puerto Lucía., Valdegalaroza, a 2,5 Km. Al sur del pueblo y junto a la N-435, y el mejor de todos, que es la Sierra de la Algaba.
La llegada de los romanos a las tierras de La Nava, propició el trabajo en las diferentes explotaciones mineras de la zona, de las que extraían el hierro, cobre y plata en abundancia, llegando incluso a edificar una pequeña villa para acoger a los mineros que en estas minas trabajaban. El lugar escogido para levantar la villa se encontraba cerca de donde hoy está la Ermita de las Virtudes. Muchas de las piedras de esta villa han servido para la posterior construcción de la Ermita, pues en sus paredes podemos observar diverso material de acarreo procedente de la villa romana.
Al sobrevenir la decadencia del imperio romano, llego también la decadencia de las explotaciones mineras que se fueron abandonando, esto ocasiono el despoblamiento de la villa dejándose a su suerte durante la dominación visigoda.
La conquista cristiana fue realizada por el rey portugués Sancho II entre el año 1230 y 1235, ayudado por la Orden del Hospital, hasta que en el año 1255 pasa a la corona de Castilla.
El siglo XIV fue muy duro para la vida de La Nava, la epidemia de peste de 1311 consiguió despoblar la villa, no volviéndose a ser habitada hasta 1341.
Las guerras con Portugal harán que hacia 1476, La Nava quede destruida, por lo que la reina Isabel I concede la exención de tributos para ayudar a la recuperación del pueblo.
La vida continúa con sus avatares en el pueblo hasta 1811 que es ocupado por las tropas francesas el 10 de Abril, robando el pan y la comida que estaba pareparada para los pobres y matando a su alcalde.El final del siglo XIX supuso para La Nava un periodo de prodperidad, pues se comenzaron a trabajar varias de las 86 minas que existen en el término.
La población de La Nava pasó de 782 habitantes en 1950 a tener 1040 en el año 1960; todo este incremento de población vino a consecuencia de la puesta en explotación de la mina María luisa, pero al parar la extracción de mineral en la década de lo 70, la emigración fue la única salida para la población.

CULTURA Y FESTEJOS

Al ser La Nava un pueblo muy antiguo, tiene unas tradiciones que se remontan a sus principios, entre las que podemos destacar:
La Candelaria.- una de las tradiciones más antiguas de la población y que en la actualidad se está perdiendo. En la noche del día 1 al 2 de febrero, todos los vecinos iban amontonando en la calle lateral de la iglesia los muebles más viejos y rotos que se encontraba en cada casa, hasta formar una gran pira, a la que el alcalde de la localidad prendía fuego al dar las 12 de la noche, con el fin de quitar todos los maleficios que se acumulaban en cada una de las casas durante el año; mientras duraba la fogata, la gente cantaba y baila a su alrededor. En la misa que se ofrecia el día dos, se presentaban a la Virgen todos los niños nacidos durante el año. Solo está quedando esto último y se realiza el domingo siguiente a la Candelaría, pues el sacerdote solo viene una vez por semana.
Traida del Cristo.- esta es una tradición que data de mediados del siglo XVI y en la que participaban todos los hombres y mujeres del pueblo.
El día de Miércoles Santo, se reunian hacia el medio día en la plaza de la villa todos los hombres, para comer el pan de los pobres, acompañado de queso y vino;una vez que terminaban con todo el preparado, se encaminaban hacia la Capilla del Cristo de los Caminantes, donde esperanban que el sol se pusiese por la Sierra de Papatortas, momento en el que entraban en la Capilla cogiendo al Crucificado, s encaminaban hacia la iglesia entre cantos y rezos.Una vez que se terminaban todos los Oficios de la Semana Santa, el viernes por la tarde, las mujeres solicitan al cura les entregase al Cristo, para devolverlo a su Capilla. Aunque en la actualidad se sigue haciendo, no es igual a como se realizaba antiguamente.
Bollo de Pascuas.- Se trata de una gira campera que el Domingo de Resurrección realizan los habitantes de La Nava a la Presa de Gaspar, en la que se consumen todo tipo de viandas y el tradicional Bolo con un huevo en su interior, que los padrinos regalan a sus ahijados.
Romería de las Virtudes.- Se celebra esta romería el cuarto fin de semana del mes de Mayo, siendo la romeria más antigua de la provincia de Hueklva y quizás de Andalucia Occidental, pues se viene realizando desde finales del siglo XIII, aunque en la actualidad se lleva a la Virgen al campo por falta de ermita, pues la que tenía se perdió con la Desamortización de Mendizábal de 1837. La Ermita se encuentra declarada como Monumento Histórico-Artístico y estáa en proceso de recuperación, para en un futuro llevar a su titular al lugar del que nunca debió salir.
Fiestas patronales.- El día 14 y 15 de Agosto se celebran las fiestas de la Patrona, Ntra. Sra. De las Virtudes, siendo el 15 día grande en el que después de la diana, se celebra la Misa de Hesmanos a las 12 del mediodía, para una vez terminada realizar la Sesión Vermut amunizada por la Banda de Música que ha tocado la diana. Al ponerse el sol, se saca a la Virgen en procesión por todas las calles del pueblo, acto este cargado de tradición y de un gran arraigo popular, siendo una autentica maravilla ver el paso de la Imagen. Por la noche se celebran verbenas populares en el Paseo de los Rosales.
Fiestas del melocotón.- Son las fiestas más típicas de toda la Sierra, dedicada a la fruta emblemática del pueblo, el melocotón, teniendo lugar el último fin de semana completo del mes de agosto.
En la noche del sábado se corona a la reina de las Fiestas, título que siempre recae en una joven de la localidad, imponiéndose las bandas acreditativas a su corte de honor, que son jóvenes de los pueblos de la comarca, acompañadas de sus respectivos representantes municipales. Estas fiestas suponen un motivo de hermanamiento entre todos los pueblos que componen la comarca de la Sierra, en los que tambien están incluidos pueblos de Sevilla, badajoz y de Portugal.
Terminado el acto de coronación, se procede a la inaguracion del Ponche por la Reina y su corte; el cual es repartido entre las personas que se encuentran en el recinto ferial. Este ponche es realizado con 2000 litros de vino del Condado de huelva, 1000 litros de gaseosa, 500 kilos de melocotón de La Nava, su correspondiente azucar y , otros ingredientes que se guardan en secreto, solo son transmitidos de padres a hijos de forma oral.
Candelas de Nochebuena y Año Nuevo.- Durante las frias noches del 24 y 31 de Diciembre, se montan en la plaza del pueblo unas enormes hogueras de leña de encina, quemándose una encina completa cada noche, para calentar el ambiente que se vive durante las fiestas navideñas. Alrededor de estas hogueras, se reúnen las gentes del pueblo para comer, cantar y bailar hasta que el cuerpo aguante, repartiéndose dulces y licores entre todas las personas que se acercan al calor del fuego.
Como en todos los pueblos de la Sierra, La Nava tiene platos autóctonos de la localidad y de los que sus mujeres se sienten orgullosas:
Cocido de gurumelos.- Se trata de un guiso a base de garbanzos, gurumelos y vinagreras (hierbas del campo), al que se le agrega de todo lo relacionado con el cerdo: tocino, morcilla, chorizo, rabo, espinazo, oreja y carne magra.
Bollo de papas.- Especie de puré muy espeso que se cocina abase de patatas cocidas, tomate, pimiento, cebolla, ajos y al que se le agregan trozos de tocino frito.
Picadillo de asadura.- Para este plato se utilizan los tomates embotellados, cebollas, culantro, aceite, vinagre y sal y se le añade asadura de serdo asada y picada en trozos pequeños.Gazpacho de invierno.- A baase de patatas cocidas y machacadas, con tomates embotellados, culantro, ajo, aceite, vinagre y sal.
Caldillo,- Comida típica de matanzas, con patatas cocidas, asaduras, costillas y diferentes partes del cerdo.
Olla de coles.- Otro de los platos que se consumen en los dias de matanzas y que se confeccionan agregandele a las coles cocidas las partes internas comestibles del cerdo.
Entre los postres más populares del pueblos se encuentran: Orejones, dulces de castañas, compota de membrillo, melocotones embotellado, etc.

LOS MARINES

Desde el punto de vista paisajístico no es posible establecer unidades nítidamente delimitadas, pero sí conjuntos territoriales singulares: el área agrícola-urbana, en el centro; en el Sur, las sierras de Linares y San Ginés y, finalmente, en el extremo Norte, Las Minillas, los Berrocales, parte de Valama y los Pedregales.
El área agrícola-urbana es la más amplia y acoge, además del conjunto de casas de la villa, un tramo de la carretera Nacional 433, en dirección a Portugal. A ambos lados de la vía se sitúa un quebrado espacio agrícola de terrazas y bancales, que combina una agricultura mixta de árboles, incluyendo el castaño, tubérculos y hortalizas.
Al Sur de la carretera destacan, entre otros, los pagos de Panduro, Regajos, Agua Rubia, Cañejales, Fuente del Pedro Charneca.
Al Norte de la misma aparecen los lugares de Buenvino, Higuerales, Huerta Alamos, Media Legua, Fuente del Cortiño, Navarredonda, las Torneras y Los Garridos, donde todavía aparecen buenas plantaciones de vid.
Los vinos que producen son considerados por la Unión Europea como vinos de la tierra y el caldo es apreciado como un producto totalmente ecológico.
El extremo meridional del término es recorrido por las Sierras de Linares y San Ginés, que contienen las cotas más elevadas del término. De Oeste a Este se suceden el Cerro y la Sierra de Val de Silos, la sierra Agüilla, el risco del Aguila y las Charnecas. Así, en la Sierra de Linares se alcanzan los 892 metros de altitud.
Con la estructura de Sierras al Sur y elevaciones al Norte, el espacio agrícola-urbano se beneficia de la abundante escorrentía de los arroyos Buen Vino, Valdelama, El Membrillo, El Aliso y Fuente del Pero. El agua brota y llega a la villa por fuentes, y después, se aprovecha para el riego de campos y huertas.
En conjunto, el paisaje de los Marines, tanto natural como humano, presenta una extraordinaria belleza, que avala su pertenencia al Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche.

HISTORIA

Entre los cerca de 900 metros de la Sierra de la Virgen al Sur y los 700 de los Altos del Palancar al Norte, se abre un quebrado espacio de vocación agraria, presidido por el núcleo urbano de Los Marines. El agua que corre por sus tierras y calles nutrió, en otras fechas, feraces campos de cultivo.
Así, en la historia, Los Marines tuvo la fortuna de nacer como tierra prometida para austeras gentes venidas de Galicia. Efectivamente, el poblamiento, acaecido en el siglo XIV, fue realizado por hombres del valle del Sil (Santiago y Santana, 1985), guiados por los hermanos Marín, probablemente de la ciudad del mismo nombre, en la que hoy es provincia de Pontevedra.
De esta forma, la toponimia contiene numerosos nombres de origen gallego, tales como Balambas, Los Garridos, El Palero, Valdelama, Las Torneras etc. (Recio Moya, R., 1994).
Poco a poco, los caseríos dispersos dieron lugar al poblado de Los Marines, que en el siglo XVI tiene ya iglesia bajo la protección de la Virgen de Gracia.
Los hombres de ganaban el sustento con la práctica de actividades agroganaderas, cazadoras y recolectoras.Durante el siglo XVII, esta villa soportaba la férula de Aracena. Seguramente, dado el contexto de crisis, una lucha sorda por la supervivencia impregnaría todos los aspectos de la vida, y la atonía general se alargaría por el siglo calamitoso. Sólo una noticia viene a romper el silencio, en 1630 se incorpora la Pila Bautismal que todavía aparece en la iglesia parroquial.
En general, Los Marines corrió la misma suerte de Aracena, donde se concentraba las riquezas y los dueños de la tierra, pero desde una posición de estrechez, "porque el nivel de pobreza aumenta desde Aracena hacia sus aldeas" (Candau Chacón, 1988 ; 403).
Hasta mediados del siglo XVII fue tierra de realengo del Consejo de Aracena en el reino de Sevilla. Hacia 1640 pasa a jurisdicción señorial, tras la donación hecha por Felipe IV al Conde Duque de Olivares, don Gaspar de Guzmán, para pagar los servicios prestados en la batalla de Fuenterrabía.
Después de la muerte del Conde Duque en 1645, el Señorío pasa al Conde de Altamira y Marqués de Astorga, que se intitula Príncipe de Aracena hasta 1812.
El siglo XVIII, denominado de las luces, va a ser testigo del afianzamiento y consolidación de la villa. El licenciado don Juan Simón Zapata Coronel, en su Descripción etimológica y comprendió del Principado de Aracena, incluye a Los Marines como aldea, distante una legua de Aracena "en el camino de la villa del Castaño, con 36 vecinos, que cogen algunas frutas y vinos, y gran número de castañas".
Realmente Los Marines empezaría a ser conocido por su riqueza agrícola, en un contexto comarcal no muy apto para la misma, pero donde estaba habiendo una cierta presión demográfica, detectada en la expansión de olivos e higuerales y en las propias Ordenanzas Municipales, que "prestan encarecido cuidado a las viñas, protegiéndolas del ganado y de las manos del hombre" (González Sánchez, 1988 ).
A pesar del tímido renacer, Los Marines era una de las aldeas de Aracena más pobre, pues su parroquia contaba con un presupuesto oscilante entre los 200 y 300 reales anuales, frente, por ejemplo, a la iglesia de La Asunción, en Aracena, que contaba con 15.000 reales.
Sin embargo, la iglesia contribuyó, de forma notoria, a la consolidación y evolución del asentamiento, pues, como consecuencia de unas "misiones cuaresmales", predicadas por el misionero Joan Calbo, "la aldea de Los Marines logró que Aracena accediese a garantizar la presencia permanente de la Eucaristía en el sagrario de su iglesia... como agradecimiento el pueblo, el 31 de agosto de 1705 constituyó la Hermandad Sacramental" (Mora Galiana, 1996). Esta, además de las funciones religiosas, se responsabilizó de la fiesta del chopo, que se celebra desde hace más de 100 años en la víspera del Corpus y data de tiempo inmemorial, estando ligada, probablemente, a los primeros pobladores gallegos.
La continua descapitalización y merma que la capital del Principado ejercía sobre sus aldeas (Candau Chacón, 1988), con vejaciones, gravámenes, molestias del Corregidor, extorsiones de familias y bienes..., animó a Los Marines a pedir continuamente la independencia de Aracena.
Así, en 1753 se atrevieron a demandar a la Condesa de Altamira permiso para rogar al rey Carlos III la gracia de "exempción y liberación de tantas opresiones" (Santiago y Santana, 1985).
Al fin, el 7 de Febrero de 1768, el Rey concede el título y Privilegio de Villa a Los Marines, eximiéndola de la jurisdicción de Aracena. Sin embargo, no fue una concesión gratuita, porque sus 78 vecinos tuvieron que pagar 585.000 maravedís de vellón, a razón de 7.500 por cada vecino, para librarse del cerco de Aracena.Pero la independencia no salvó a Los Marines de las dificultades de subsistencia. En continua lucha, con un medio pobre, no tenía "bienes propios" con que sufragar los servicios municipales o las penurias de sus vecinos. Esta carencia fue satisfecha parcialmente a partir de 1775, en que el Rey concede a Los Marines una Real Provisión con 150 fanegas en la dehesa de Propios de Aracena.
Estos bienes solucionaron ocasionalmente la demanda alimentaria de los vecinos, que recibían por sorteo "suertes" tierras con que socorrer las precarias economías agrícolas (A.M.M., 1787 ; Leg. 53). Parcialmente solucionados los problemas del sustento, Los Marines entra en el siglo XIX padeciendo dos desastres : la guerra y la enfermedad.
La guerra de la Independencia, que trajo la ocupación y saqueo del pueblo, el 26 de mayo de 1810, por las tropas francesas, causó enormes estragos, principalmente en la iglesia, que vio arder sus archivos y fue convertida en cuartel (Lasso, 1991).
Esta contienda debió de suponer una merma importante para los bienes de municipales, porque ya en 1811 se produce un "remate de varios pedazos de la dehesa de propios y suertes de postura de castaños" (A.M.M., 1811 ; Leg. 54).
La enfermedad, compañera diaria del Antiguo Régimen, estuvo presente en los Marines en dos brotes epidémicos de cólera morbo, que diezmaron la población. Buscando alguna esperanza contra la peste, en Los Marines se hizo la fiesta del Voto en honor a la Virgen de Gracia, que se celebra el 8 de septiembre.
Durante el siglo XX, Los Marines transita entre una lucha por la supervivencia y un avance hacia la modernidad. Ello le supone una importante sangría demográfica, que no puede atajar una agricultura arcaica, incapaz de mecanizarse y con fuertes trabas comerciales en un contexto comarcal de retroceso económico y poblacional.
Huertas y castañares no pueden mantener a una población que, aunque crece a ritmo muy lento, tiene unos estrechos límites municipales. Muy pronto se observa que la capacidad de sustento de tan menguado término sólo da para unas 500 personas. Desde principios de siglo, la población empieza a emigrar, primero al espacio próximo de las Minas de Riotinto y Sevilla, y después a otros más alejados.
El sigiloso y frío "cuchillo del hambre" entró en cada familia de Los Marines. La agravada situación económica intensificó los problemas sociales (Lasso, 1991), allí donde no había nada que repartir, porque la tierra, fuente de vida, estaba excesivamente fragmentada.
Así en 1959, abiertas las puertas, tras la etapa autárquica que vive el país después de la guerra civil, Los Marines no sabe ni puede retener a sus gentes, y pierde casi el 50 por 100 de su población.
Sin embargo, la esperanza se abre, quizás por los que se quedaron, quizás por los que volvieron, tal por los que nunca estuvieron y ahora están. Quizás por la exótica pareja inglesa Chersterton que, desde la finca Buen Vino, apuesta por el turismo de calidad. Los Marines, un paraíso de la Sierra por descubrir, tiene ante sí el duro reto de continuar la historia.

CULTURA Y FESTEJOS

La romería de la virgen de Gracia inicia el ciclo festivo: el último domingo de mayo se celebran con devoción los cultos, que incluyen una ofrenda en cada uno de los tres barrios y el traslado de la imagen a hombros hasta una ermita erigida recientemente a dos kilómetros de pueblo en dirección Cortelazor.
La fiesta del Chopo consiste en la plantación de un gran árbol de esta especie en la Plaza de Carlos III en las vísperas del Hábeas, que será quemado en San Juan con motivo de las denominadas "candelas sanjuaneras".El día festivo más cercano al 8 de septiembre se celebra la fiesta del Voto, este día se hacen promesas en agradecimiento por la erradicación de la epidemia del cólera que invadió a esta población. y el 7 de diciembre es la fiesta de las Candelas, en la que se queman haces de romero en la Plaza de Carlos III.
Respecto a las especialidades gastronómicas, éstas son comunes a las observadas en otros pueblos de la Sierra. Los productos en los que están basadas son los derivados del cerdo.
Las actividades artesanales tienen en Juan José Tristancho a su artífice más destacado. Confecciona cestas y canastos con varas de olivos.