domingo, 30 de diciembre de 2007

ARACENA


Capital comarcal situada en el corazón de la Sierra. Aracena es hoy una activa ciudad que conjuga a la perfección sus atractivos turísticos con el papel que desempeña como centro de servicios de toda la comarca. Destino turístico tradicional, gracias a los atractivos de la famosa Gruta de las Maravillas, estandarte de toda la Sierra, que en muchas ocasiones a eclipsado el riquísimo patrimonio cultural y etnográfico de esta bella ciudad.
Aparte de un patrimonio monumental de primer orden, la localidad cuenta con una activa vida cultural, un ciclo festivo amplio y variado representativo de las costumbres serranas.
El viajero que visita Aracena no puede pasar desapercibido el encanto de sus aldeas rurales, ricas en manifestaciones de arquitectura popular (fuentes, lavaderos, molinos), y el atractivo de sus parajes naturales. Esta ciudad cuenta con la más amplia red de senderos señalizados de la Sierra, ideales para el senderismo, y que nos permite conocer a pie, a caballo y en ocasiones también en bicicleta los atractivos del medio rural. Y todo ello junto a la más completa oferta de servicios turísticos.

HISTORIA

Al igual que el resto de la Sierra, es en la etapa cultural del Bronce Pleno, a mediados del II milenio a. C., donde existe más amplia representación de yacimientos con tumbas tipo cistas. Entre éstos el más representativo es el de Castañuelos, muy próximo a la aldea del mismo nombre y a cuatro kilómetros de Aracena, en el que se distingue además otra fase correspondiente a la Edad del Hierro, con restos de un poblado que se asocia al período iniciado a partir del siglo V a. C., en el que pueblos meseteños de origen celta se establecieron en la Sierra de Aracena.
La romanización es tardía y se refiere sobre todo a la explotación de los recursos mineros de la zona, así como a la riqueza agropecuaria, aunque ésta de forma secundaria. Implantación de raigambre romana fue entre otros el Monte de San Miguel.
De la época islámica, según los restos aparecidos, existió una población en el Cerro del Castillo, protegida por una fortificación en el período almohade, que pasó a depender del reino taifa de Niebla en la primera mitad del siglo XIII.
No hay unanimidad sobre la fecha de la conquista, pero parece ser que la Orden del Hospital conquistó para Portugal Aroche y Aracena entre 1230 y 1233, aunque muy pronto el rey Fernando III reclamó para sí estas tierras.
El denominado "Conflicto del Algarve" se solucionará por sucesivos tratados en los que se fijan las fronteras, adscribiéndose toda la Sierra de Huelva al reino de Sevilla como tierra de realengo y se encomienda su defensa a la Orden de Santiago, aunque la leyenda y la tradición fuertemente arraigada defiende la presencia en la zona de la misteriosa orden de los Templarios.
En el siglo XV se produce la primera gran expansión demográfica y gracias a ella la población crece por las faldas del castillo. Se reparte por nada menos que treinta aldeas, muchas de las cuales se emanciparían en los siglos posteriores. En estos momentos la ciudad adquiere gran relevancia; se constituye en la capital de la Sierra, con centro desarrollado en torno a la Plaza Alta, y en una de las principales del reino de Sevilla.
En 1641, el municipio pasa a depender del Conde-Duque de Olivares, y en el siglo XVIII del Conde de Altamira.
En 1833 se crea la provincia de Huelva y Aracena es segregada de Sevilla. Fue el primer marqués, Javier Sánchez Dalp, el personaje más representativo de la época y el responsable de un periodo de impulso en la regeneración de la ciudad. Artífice de iniciativas tan dispares como la apertura de la Gruta de las Maravillas, la instauración de la romería en la Peña de Alájar y la construcción de numerosos edificios, entre ellos buena parte de los que llevan la firma del conocido arquitecto Aníbal González.
En época contemporánea la ciudad en la crisis de las actividades agrícolas y ganaderas. En estos años tristes, sólo destacan las importantes intervenciones de recuperación del patrimonio histórico-artístico emprendidas por el notable vecino Florentino Pérez Embid.
En la última década, Aracena conoce importantes síntomas de revitalización, provocados por la configuración de la ciudad como centro de servicios y por el crecimiento del turismo rural.


CULTURA Y FESTEJOS

El ciclo festivo de Aracena, uno de los más completos de la Sierra, se inicia en enero con el desfile de la Cabalgata de los Reyes Magos. En febrero se celebran respectivamente, el 2 y 3, la festividad de la Candelaria y la de San Blas, con hogueras en la Plaza Alta y una procesión del Patrón de la ciudad, tras la cual se bendicen rosquillas y bollos.
Antes de Pentecostés tienen lugar los carnavales, con sus concursos de agrupaciones, cabalgatas de carrozas, bailes de disfraces, y el popular Entierro de la Cebolla en el paraje de Marimateos.
Quizás una de las festividades más características es la Semana Santa, por el atractivo tanto de los pasos procesionales como de los recorridos, con la madrugá del Viernes Santo como punto culminante. Dos semanas después se celebra la "Semana Santa Chica", emulación de los desfiles profesionales llevado por niños.El tercer fin de semana de mayo tiene lugar la tradicional feria del Ganado, acompañada por unas jornadas festivas, donde tienen lugar exhibiciones, concursos morfológicos, de doma, exposiciones de artesanía, gastronómicas, etc.
En verano se suceden las fiestas a un ritmo frenético: en la cercanía del Corpus Christi, el primer domingo de junio, es la romería de la Divina Pastora hasta la ermita de las Granadillas. A continuación el Pirulito, o velada de San Juan, y numerosas veladas de barrios. De todas ellas destaca la Feria y Fiestas Mayores, en la tercera semana de agosto, con la instalación de un amplio ferial en las proximidades de la Plaza de San Pedro.
De otoño destacan algunas tradiciones populares como los campanilleros, que interpretan canciones en honor de la Virgen del Rosario las madrugadas dominicales de octubre, acompañados de típicos y tradicionales instrumentos. Por último, en vísperas de La Pura, se celebran populares candelas, denominadas "rejiletes", en las que se queman varas de olivo y castaño.

Junto a las actividades festivas tradicionales se celebran numerosos acontecimientos deportivos, culturales y festivos, que dan idea de la vitalidad de esta población, algunos de ellos de gran interés turístico.
Muestra Internacional de Música Antigua, Feria del Jamón y del Cerdo Ibérico, Jornadas Micológicas , así como otros certámenes, encuentros de artistas, etc.
Respecto a los recursos gastronómicos, la cocina local es un compendio de la variedad existente en los fogones serranos: platos derivados del cerdo ibérico, de los productos de la huerta y de las zonas forestales, con gran riqueza micológica y recursos como la castaña y la carne de caza.
La cocina popular está representada en guisos como el de setas y castañas, sopa de ajos, gazpacho de invierno, caldo de matanza, revueltos y migas, entre otros.
Respecto a las actividades artesanales destacan las vinculadas con la alfarería. Tradicionalmente los alfareros locales han tenido influencias procedentes de Cortegana y de Salvatierra de los Barros, pero poco a poco se han perdido las formas de trabajo artesanales.
Tienen también cierto desarrollo las actividades de forja, puesto que Aracena es una de las pocas poblaciones donde esta artesanía es más cercana a los modos de hacer tradicionales.
Como en el resto de la Sierra, se conserva una importante tradición en la talla de madera, actividad de origen claramente rural y radicada en las aldeas.

ALAJAR


Alájar asalta al viajero entre bosques de castaños y alcornoques con su espectacular monumento natural, la Peña de Arias Montano.
Las numerosas y pintorescas aldeas engullidas por la frondosidad de la zona acompañan a esta bella población de Alájar, que se sitúa en el corazón del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche.
La riqueza de sus manantiales y fuentes han moldeado un municipio que sus vecinos han sabido mantener inalterable y engrandecerlo con tradiciones y manifestaciones culturales de gran renombre en la Sierra. Un ejemplo de ello es la Romería de Nuestra Señora de los Ángeles, fiesta grande de la localidad y romería de la Sierra por excelencia.

HISTORIA


Aunque existen indicios de la presencia prehistórica del hombre en Alájar, pues la "Sillita del Rey" se ha considerado un testimonio de arquitectura megalítica (Moreno Alonso, 1979; 86) y las oquedades del término facilitarían un hábitat troglodítico, hasta la época romana no encontramos una ocupación intensa del término.
En el siglo V parece que San Víctor vivió en la peña de Alájar, y hay bastante acuerdo en la presencia constante de eremitas y anacoretas, atraídos por la belleza de los parajes de esta sierra.
La leyenda de este territorio se hace realidad en la época musulmana, que le bautiza con el nombre de Alájar, que etimológicamente significa piedra.
En la reconquista, Alájar fué tierra de frontera y litigio entre las coronas de Castilla y Portugal, interviniendo en su toma la orden militar de santiago, quien la obtuvo como lugar de señorío. Un núcleo importante se asentó en los Montes Orullos, donde se construyó la iglesia dedicada a San Bartolomé.
Desde estas fechas Alájar se va a erigir en asentamiento de mayor vitalidad, reseñado por la construcción de la iglesia dedicada a Nuestra Señora de los Angeles de la Peña, lugar que enlaza con la corriente telúrica de lo sagrado.En 1559, don Fadrique Enrique de Rivera, duque de Alcalá, compraba los lugares de Galaroza y Alájar.
Por la misma fecha, don Benito Arias Montano, famoso humanista, convertía la Peña en atalaya de recreo y meditación. En 1640 Aracena y sus aldeas pasan al señorío del Conde Duque de Olivares.
En estos siglos, los señores ejercen su presión tributaria sobre Alájar, y la misma ciudad de Aracena la presiona en exceso, hasta tal punto que la relación continuada de vejaciones, así como el cobro de los débitos reales y penas, provocaron la huida de varios vecinos a otras partes. Estas razones obligan, con unos bríos inusitados, a pedir continuamente su independencia de Aracena.
En 1700, reinando Carlos II "el Hechizado" y con el consentimiento del señor de Alájar, Marqués de Leganés y principe de Aracena, se le otorgó el título y condición de Villa.
La consolidación de Alájar se realiza en el siglo XVIII. La economía rural se diversificó con un sustancioso incremento de la actividad ganadera y la presencia de comerciantes que eran necesarios "por no producir la tierra para mantener a tanta gente". En 1752 el catastro del Marqués de la Ensenada contabiliza 397 vecinos, y en 1786 el censo de Floridablanca las eleva a 1.875.
En 1857, la rebelión de las minas de San Miguel en Almonaster estuvo protagonizada por naturales de Alájar y fue una revuelta elemental contra la miseria. De esta forma se abren las puertas a un siglo XX presidido por la agonía de un pueblo que abandona su tierra.

CULTURA Y FESTEJOS

El ciclo festivo de Alájar se centra en su fiesta estrella, la Romería de Nuestra Señora de los Ángeles. Esta tiene lugar en la ermita que lleva su mismo nombre en la Peña de Arias Montano.
La víspera de la romería comienzan los actos festivos. Desde Alájar parte “El Poleo”, una comitiva de vecinos y autoridades civiles y religiosas, hasta llegar a la Peña. La madrugada del 8 de septiembre numerosas hermandades de distintos pueblos peregrinan hasta Alájar en carrozas, a caballo y a pie.
Una vez que han llegado las hermandades filiales se celebra la procesión por todo el recinto.
Cuando terminan las celebraciones en la Peña, los vecinos de la localidad continúan la festividad en el pueblo hasta el “Día del Voto”, que tiene lugar el domingo siguiente al día de la patrona.
Las otras romerías que tienen gran aceptación en Alájar son la de la Virgen de la Salud y la Romería de San Bartolomé. La primera se celebra el último domingo de agosto en la aldea de los Madroñeros.
La Romería de San Bartolomé acontece el sábado y domingo anteriores al 24 de agosto. Un cortejo parte desde Alájar a la ermita. El camino se hace más llevadero gracias a un refrescante ponche que es degustado por los romeros. Una vez en la ermita tienen lugar actos religiosos y lúdicos. Destaca entre ellos una capea en un antiguo coso de piedra.
La gastronomía local está centrada en los productos que los vecinos extraen de las fértiles huertas que rodean la población y los manjares derivados del cerdo ibérico elaborados en las matanzas caseras.
Algunos de los platos tradicionales son los guisos, migas y la sopa serrana. En repostería destacan los pestiños, flores, piñonates y postres elaborados con castañas, fruto indispensable en otoño.En cuanto a la artesanía, se ha recuperado algunas actividades tradicionales tales como la cerámica, la marroquinería y la fabricación manual de taburetes hechos de corcho, materia prima muy abundante en la zona.

sábado, 29 de diciembre de 2007

ALMONASTER LA REAL


Pueblo milenario con un patrimonio arquitectónico muy amplio que le ha hecho merecedor de su declaración como Conjunto histórico-Artístico.
Más allá del valioso patrimonio, está el encanto de sus calles y vecinos que han conservado con mimo estos valores, por lo que la población sorprende al visitante que aún no lo conoce.
El municipio conserva además un ambiente tranquilo y apacible. Esto permite disfrutar de sus numerosos atractivos, muchos de ellos poco conocidos, dada la diversidad de paisajes y la extensión del poblamiento, en el que abundan aldeas y poblados mineros.

HISTORIA

El origen de Almonaster se relaciona con un establecimiento religioso de la época visigoda próximo al actual fortaleza. Este asentamiento fue ocupado prontamente durante la dominación musulmana.
La ocupación musulmana dota a la ciudad de mezquita en el Siglo X y de una población circunscrita al recinto amurallado. En 1267 Almonaster pasa, junto con el resto de la Sierra, a formar parte del alfoz de Sevilla, viéndose inmersa en las refriegas fronterizas con el reino de Portugal.
Almonaster cambió numerosas veces de status y propietario. Fue señorío eclesiástico entre 1285 y 1574, villa de realengo hasta mediados del siglo XVIII, en que es vendida a un privado, para recuperar la corona su soberanía a finales de este siglo. A lo largo de estos años de ocupación y repoblación, los habitantes de Almonaster abandonan la fortaleza y el caserío se extiende al llano próximo, lo que aumenta la población de las "cortes" o aldeas agrícolas.
En el siglo XIX, el municipio pasa a depender administrativamente de la recién creada provincia de Huelva y se inicia, ya en la segunda mitad la explotación de los recursos mineros existentes al Sur del termino. Se originan allí numerosos núcleos de población, algunos con vida efímera, y otros que subsisten pese haber sido clausuradas las minas.

CULTURA Y FESTEJOS


Las fiestas de la Cruz son quizás una de las manifestaciones folclóricas más atractivas de la Sierra. Se celebran en Almonaster el primer fin de semana de Mayo, en la aldea de Veredas el segundo, y en la de Agua Fría el último de Abril (Estos dos son variables). El ritual de las fiestas de las cruces de Almonaster es muy complejo, con características diferentes entre la Cruz del Llano y la de La Fuente, pero tienen como factor común el rico y competitivo exorno que realizan de las cruces y aledaños, el protagonismo de la mujer en estos rituales y la riqueza y colorido de los cortejos que tiene lugar en la mañana del domingo.
La fiesta tiene distintos momentos, el domingo de chubarba, la tarde de flores, la noche de los pinos, el romero o domingo de cruces -que es el acto más vistoso-, el lunes de cruces y las giras, en un largo y complejo ritual.
La romería de Sta. Eulalia, el tercer fin de semana de Mayo, congrega a cientos de forasteros, lo que le otorga rango de fiesta supralocal. El sábado en Almonaster es "el poleo" o traslado del simpecado en una larga peregrinación hasta la ermita, situada a 20 kms. al Sur. Buena parte de los Almonastereños pernoctan en la aldea que se ha configurado en torno a la ermita.
Respecto a los recursos gastronómicos, destacan la calidad de los productos derivados del cerdo ibérico, así como los quesos de cabra elaborados artesanalmente en las aldeas, la miel y el anís y los licores fabricados en la Estación de Almonaster en la destilería Anisados La Hormiga. Entre los platos típicos, las sopas de olores, la sopa de carnaval, el adobao, el guiso de pobre, tortas del cura, perrunillas, pestiños, rosas y magdalenas.

CAMPOFRIO


Campofrío se sitúa a caballo entre espacios muy diferentes: la Sierra, con alturas de más de 700 m., y el Andévalo, comarca caracterizada por una topografía y morfología de formas romas y suaves. Esta transicionalidad a la que aludimos sobrepasa el ámbito de lo natural, ampliándose a aspectos sociales, culturales, económicos e históricos, y es que Campofrío tiene corazón serrano y alma minera.

HISTORIA

Los orígenes del municipio de Campofrío están relacionados con un territorio de más de 5.000 años de historia y el desarrollo de una importante actividad minera. Los restos arqueológicos más abundantes son de época romana.
El arqueólogo Pérez Macías relaciona los vestigios encontrados con antiguas vías romanas que unían las Minas de Río Tinto con Arucci: «desde las Minas de Río Tinto corría hacia el norte en dirección a Aracena, atravesando el Odiel a la altura de Campofrío, y los yacimientos mineros romanos de plomo de la Sierra de Aracena».
En torno a esta vía o calzada, que presumiblemente unía Itucci o Tejada la Nueva, Urium o Minas de Río Tinto y Arucci o Aroche, se han localizado importantes yacimientos, entre los que destaca la necrópolis del Risco del Tesoro, por el hallazgo de un epitafio romano. Otros testimonios importantes, como cerámicas, ruinas de edificios y sepulturas, se localizan en «El Guerro», la «Cañita Rosa», el «Majuelo», «Valdelahiguera» y el «Puente Romano del Odiel».
Durante el dominio musulmán, los desiginios del territorio de Campofrío quedaron ligados a Niebla y Alájar, y en la Baja Edad Media la zona fue anexionada a los musulmanes, por Alfonso X el Sabio a mediados del siglo XIII Las primeras citas históricas de este pueblo se remontan a 1401 y 1403, como aldea perteneciente a la villa de Aracena.
El término toponímico parece tener su origen en las primeras ocupaciones por parte de los nuevos conquistadores castellanos. Con el término de Campofrío probablemente se aluda a la situación poco protegida de los rigores del clima, por ser una zona «umbrosa» (Gordon, M., y Ruhstaller, S., 1992; 438).
Los más antiguos manuscritos existentes en la villa datan de mediados del siglo XVI y corresponden al archivo eclesiástico. En él se reconoce la existencia en la aldea de 18 pequeños asentamientos, de los que hoy tan sólo quedan dos. Estos fueron: Casa de Arriba, Calvario, El Puerto, Los Ramos, Del Camino, De Los Duques, El Toril, La Melosa, El Olmo, El Cabezo, El Acebuchal, La Copa, El Moral, Las Mojedas, La Ladera, Ventas de Abajo, Ventas de Arriba y La Majada (Núñez, J., 1937). Ello nos da una idea de la gran dispersión de su poblamiento durante esta época.
Hacia 1659 pasó, junto con Aracena, a la Casa Condal de Altamira, fruto de la venta realizada por el monarca Felipe IV para hacer frente a los numerosos gastos de la Corona.
Pronto el Cabildo de Aracena, haciendo valer los derechos adquiridos por decreto de la realeza, entra en continuos litigios con grupos de aldeanos de Campofrío, a consecuencia del fallido intento de este Cabildo de hacerse con el arrendamiento de los pastos y la montanera de la Dehesa de Valdehigueras, al parecer de exclusivo uso y pertenencia como terreno comunal de los vecinos de Campofrío y La Granada (Núñez, J., 1937). El litigio continuó y hubo de ser llevado ante Audiencia de Sevilla para su resolución. Esta, analizados los hechos, falló en favor de Campofrío en 1749. Pero el hecho no quedó ahí, y las represalias por parte del Cabildo de Aracena no se dejaron esperar, aumentándose el número de tributos y obligaciones, además de someter a los habitantes a continuas vejaciones, que incluso llegaron a la prohibición de comprar vino que no fuera de Aracena.
Todas estas actuaciones desembocaron, a la postre, en la elevación de la aldea a la categoría de villazgo a través de la expedición de un real privilegio del monarca Fernando VI, con fecha del 5 de abril de 1753. Esto supuso el compromiso so de pago de 787.500 maravedíes, a sufragar en distintos plazos. En todo este contencioso, don Pedro López, persona influyente y prior del Colegio de San Basilio Magno de Sevilla, jugó un papel decisivo a favor de la aldea, guiando en todo momento los pasos de los aldeanos en la consecución de la categoría de villa.
De vital importancia en la vida económica del municipio resultaba el papel desempeñado por las cofradías, en especial la de Santiago Apóstol. Esta cofradía, aunque arraigada y constituida en Campofrío, contaba con feligreses y seguidores de toda la comarca llegando a tener un importante poder político y económico, sobre todo en la segunda mitad del siglo XVIII.
Sus importantes donaciones, sus mandas testamentarias y las aportaciones de sus seguidores le hicieron poseer un patrimonio importante y una economía muy saneada.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX su devenir histórico queda ligado a la minería de la cuenca de Río Tinto, al ser partícipe directo de la vida social, política y económica de la nueva transformación que sufriría la comarca tras la venta de las minas a la compañía inglesa.
Sus dehesas, su paisaje, su campesinado, su pobre agricultura, su sistema de propiedad y sus medios de vida van a quedar a partir de 1873 tremendamente determinados por el inicio de la actividad minera. Esta dependencia de la mina continúa en la actualidad, aunque decrece por la propia crisis estructural de este sector y el afianzamiento de olvidadas prácticas agroforestales.
Asentada en una de las zonas más llanas del término, la estructura urbana de Campofrío evidencia un ejemplo de núcleo serrano compacto que ha ido creciendo en torno a la zona central, formada por la iglesia parroquial y la plaza, hacia la que convergen las principales calles. Por la orografía de la zona, el municipio ha tenido que crecer hacia el Sur, buscando las vías de comunicación de las Ventas, que se ha convertido en uno de los ejes más importantes del pueblo.
Entre sus principales vestigios arquitectónicos, tenemos la iglesia de San Miguel Arcángel, de los siglos XV-XVI, completamente rehabilitada, con estilo tardobarroco a finales del siglo XVIII, y la plaza de toros construida entre 1716 y 1718 y que pasa por ser el más antiguo coso taurino de España.

CULTURA Y FESTEJOS

La primera celebración en el ciclo festivo de Campofrío es el día 5 de enero con la Cabalgata de Reyes Magos. El ayuntamiento de esta localidad tiene por costumbre hacer un regalo a todos los niños del municipio. Esta tradición tiene tanto arraigo que en ocasiones la corporación municipal ha expuesto los juguetes en escaparates locales, para que los niños escriban su carta a los Reyes Magos indicándole cual prefieren.
En el carnaval, el protagonismo también recae sobre los niños, ya que desde el colegio se organiza un desfile de disfraces.
La romería de las Ventas es una de las fiestas más importantes de Campofrío. Se celebra el fin de semana antes del Rocio y tiene lugar una romería de Campofrío a Ventas, que es una pequeña aldea próxima al municipio. El lunes, después de los días festivos, es el Día del Picadillo, los vecinos se reúnen para degustar un picadillo, como final de fiestas.
El 25 de julio se celebra el día de Santiago Apóstol, patrón del pueblo. Tiene lugar una feria que dura 4 ó 5 días con bailes y actividades culturales con homenajes a la tercera edad y a los niños. También se organiza una doma vaquera.
La Fiesta del Tomate es una de las más peculiares del municipio. Se celebra cuando el tomate está maduro y diversos concursos con el tomate como protagonista.
El ciclo festivo finaliza con las candelas típicas de la víspera del día de la Purísima Concepción.
Campofrío cuenta con aldeas donde resulta muy fácil adquirir artesanía, como las Ventas de Arriba. Podemos contactar con alguno de los pastores que trabajen el corcho o la madera, con bonitos labrados antropomorfos en los cucharones y en otros utensilios de uso doméstico. El barro lo trabajan Manuel Bermejo y Dolores Pérez.
La gastronomía está basada en los productos del cerdo ibérico de la matanza casera como el famosos adobao, hecho a partir de asadura y muy especiado, que se elabora muy particularmente en la época de matanza, cocido serrano, sopas de perreras, ajo puchero y postres tales como las poleás, las hojuelas, las torrijas, potajes de castañas… son parte de la riqueza gastronómica de esta población.

CAÑAVERAL DE LEON


Este municipio descansa en las laderas de un valle calizo próximo a las sierras que la separan de la provincia de Badajoz. Zona muy agraciada por la abundancia del liquido elemento, el cual se aprecia con facilidad en el paisaje urbano y posibilita la riqueza agrícola, ya que el murmullo de las aguas acompaña la vida cotidiana de los cañeteros, al corres por las acequias del casco urbano, en dirección a las huertas de los alrededores.
Cañaveral ofrece al visitante la tranquilidad en caminos poco transitados y en formas de vidas escasamente inalteradas que son una buena muestra de la Sierra en estado puro.

HISTORIA

En origen, la localización del núcleo parece vincularse al manantial que, procedente del macizo del Jacaco, brota en el centro del núcleo. Es la denominada Fuente Redonda.
Como gran parte de la Sierra, estas tierras estuvieron en manos musulmanas hasta mediados del siglo XIII, momento en que son conquistadas por la Orden de Santiago y seguidamente ocupadas con repobladores cristianos.
En 1588, un privilegio de Felipe II le concede el título de villa, con jurisdicción propia, a cambio de 16000 maravedíes por cada vecino durante cuatro años.
En el siglo XVII comienzan las disputas territoriales con su vecina Hinojales, que alcanzarán hasta el siglo pasado.
Con la división de España en provincias en 1833, Cañaveral entra a formar parte de Huelva. Actualmente, la base económica de Cañaveral sigue siendo agroganadera. El cultivo del olivar, y la cabaña porcina y bovina generan una importante producción en cantidad y calidad.

CULTURA Y FESTEJOS

Cañaveral de León inicia el ciclo festivo con el carnaval, que se celebra un fin de semana de febrero sin fecha fija. Vestidos de luto, los jóvenes forman un cortejo en torno a una gran aceituna que tras la procesión es quemada.
Del 17 al 20 de julio son las fiestas patronales en honor de Santa marina. Se inauguran la noche del primer día con fuegos artificiales. El 18, día de la Patrona, se dedica a los oficios religiosos, mientras el 19 tiene lugar una suelta de vaquillas en el ejido, a la salida hacia Hinojales.
El domingo anterior a esta fiesta se celebra la romería de la Rivera de Montemayor, también en honor de la Patrona, a la qque sacan en procesión tras la misa romera.
La semana cultural tiene lugar en la segunda quincena de agosto, y en ella se organizan exposiciones de arte y etnográficas.
En cuanto a las especialidades gastronómicas propias de la localidad, son similares a las del resto de la Sierra. El gazpacho, el sopeado y el ajogañán son los platos más tradicionales.

CASTAÑO DEL ROBLEDO


En pleno corazón de la Sierra, en medio de una frondosa masa forestal rica en castaños, de donde toma su nombre, pinos, alcornoques y encinas, rodeado de huertas y frutales, se sitúa el Castaño del Robledo, el núcleo de población a mayor altitud sobre el nivel del mar de la provincia de Huelva, y uno de los términos municipales mas pequeños con tan solo 13 kilómetros cuadrados. Cuenta con uno de los Caseríos mejor conservados, siendo así uno de los pueblos más representativos de la arquitectura serrana. Es sin duda esta población una parada obligatoria para todo turista que pase por la zona.

HISTORIA

Las primeras reseñas de esta localidad se remontan al siglo XV, con la aportación por su parte de una leva a la Guerra de Granada. Pero su fundación oficial se lleva a cabo en 1554 por cinco vecinos de Aracena, como aldea dependiente de esta. En esta época desempeñó ocasionalmente las funciones de presbítero de su parroquia el celebre humanista Benito Arias Montano.
El proceso de emancipación se comienza en 1700, cuando sus 50 vecinos denunciaron ante la Justicia Real las vejaciones que recibían de la villa de Aracena. Desde ese momento de inicia un periodo de esplendor económico y demográfico que se prolonga hasta la segunda mitad del siglo siguiente. En 1877 se alcanza la población su máximo histórico.

La importante explotación del castañar y otras producciones primarias, ganadera, minera y forestal, en el siglo XVIII, a las que se unieron las actividades cinegéticas e industriales en el siglo XIX, fueron el soporte principal de esta época de crecimiento.En el siglo XX la población sufrió un declive demográfico debido a la crisis de las economías primarias que sufrió la Sierra. En la actualidad el castañar, este municipio produce la mitad de la producción de castañas de toda la provincia, y secundariamente la ganadería porcina constituyen la base de la economía de esta población.

CULTURA Y FESTEJOS


El ciclo festivo de esta localidad tiene como fecha señalada el 29 de Junio, se celebran las fiestas de San Pedro, que además de una parte lúdica de juegos y bailes, cuenta con la procesión de la virgen en cumplimiento de una promesa hecha por haber librado a esta población de una epidemia de cólera.
En Semana Santa salen en procesión el Jueves Santo la hermandad de la Santa Vera Cruz y la Virgen el Viernes de Dolores. El Domingo de Resurrección se celebra el Día del Bollo, quemando un Judas en la plaza del Álamo.
Las Fiestas de la Mesa se celebran la ultima semana de Agosto en honor de la Virgen de los Dolores.

CORTECONCEPCION


Entre las sierras de la Corte y la Barraca, donde se asentaron poblaciones desde la Edad del Bronce, Corteconcepción es un espléndido y soleado mirador de la Ribera de Uerba y del embalse de Aracena. Esta población en realidad está compuesta por dos pueblos muy próximos; La Corte y Puerto Gil. La conservación de sus rasgos serranos, con su bello casco urbano les ha hecho merecer la declaración de Conjunto Histórico Artístico.
El tipismo de sus casas y calles, sus encantos naturales y paisajísticos, junto con una tradicional y esperanzada industria chacinera, son los principales atractivos de la localidad. Un paseo por sus calles nos permitirá apreciar el dulce aroma procedente de los secaderos de jamón. Manjar, que por su forma tradicional de elaborarlo ha dado fama a Corteconcepción.

HISTORIA

A primeros del siglo XIX, Fernando VII se dignó conceder la gracia de Villazgo a la hasta entonces aldea perteneciente a Aracena, denominada Corteconcepción; en realidad antes, amparándose en el Decreto de 7 de octubre de 1812, promulgado por las Cortes de Cádiz, que concedían a los alcaldes Pedaneos de las aldeas dependientes de Señorío la facultad de ejercer omnímoda jurisdicción en sus respectivos términos, esta villa no dejó de aprovechar la afortunada circunstancia de independizarse. Claro que esta liberación le duró sólo hasta la abolición de las referidas Cortes , prácticamente con la finalización de la Guerra de la Independencia y la vuelta a España del Rey Deseado, con lo que volvió otra vez a la dependencia de Aracena, después de que por el Decreto de 4 de mayo de 1814 quedara derogada la Constitución de 1812 y anulada toda la obra legislativa efectuada en los años anteriores. No obstante, los vecinos de este pueblo no cejaron en su empeño y elevaron instancia al Rey en la que hacían detallada exposición de las vejaciones que por parte de Aracena venían sufriendo, así como el que se sentían agraviados en sus intereses por el mal repartimiento de contribuciones y de cargas comunes, no habiendo tenido por ésta y otras causas la prosperidad que merecían. Recibida esta instancia, Fernando VII la somete a consulta a su Consejero de Cámara, con lo que mandaron practicar las diligencias pertinentes. Después de muchos avatares, habiendo nombrado el Consejo de Cámara de Su Majestad un comisionado para la averiguación de los orígenes de la aldea y tras haber realizado un minucioso estudio estadístico sobre su población y las actividades a la que la misma se dedicaba, se reconoció finalmente la independencia de esta villa. Como resultado de las investigaciones de la comisión se originó un pleito entre Aracena y su todavía aldea, por la oposición de la primera a la concesión de la gracia solicitada, cuya demanda no procedió, por no hallarse en ella razones suficientes para detener el curso del expediente.

CULTURA Y FESTEJOS

Dado que Corteconcepción surge de la unión de dos poblaciones, su ciclo festivo es bastante amplio. Este se inicia con las Cruces, donde los habitantes del pueblo realizan una marcha al Cerro de la Crucecita.
El 24 de junio se celebra la fiesta de San Juan en Puerto Gil, donde se adornan las calles del barrio y tiene lugar una procesión religiosa, a la que siguen bailes y las famosas hogueras.
La Fiesta de Agosto es la siguiente en el calendario. Se celebra el segundo fin de semana del mes, y es una fiesta creada por el Ayuntamiento para la integración y convivencia de los dos pueblos. Tiene lugar en un punto intermedio entre las dos poblaciones y se celebran bailes, espectáculos deportivos, culturales y una cata de jamón.
La fiesta del Señor, en Corteconcepción goza de un curioso privilegio de la Santa Sede para celebrar el Corpus el primer domingo de septiembre. Otra fiesta, aunque en declive, es la fiesta de la Inmaculada, en la que tenía lugar una procesión con antorchas.La artesanía está centrada en los trabajos con la madera y el corcho. Artículos para recuerdo y cazuelas de madera son las especialidades de los hermanos Vázquez Sánchez y Julio Pérez Acuña, que son los artesanos más notables de la localidad.
Los mejores platos de la gastronomía de Corteconcepción son los relacionados con la matanza casera. Las migas con patatas cocidas, el ajogañán, la sopa de ajo y el gazpacho de invierno. Y entre los dulces destacamos los huevos moles, el piñonate y las flores.