domingo, 30 de diciembre de 2007

ARACENA


Capital comarcal situada en el corazón de la Sierra. Aracena es hoy una activa ciudad que conjuga a la perfección sus atractivos turísticos con el papel que desempeña como centro de servicios de toda la comarca. Destino turístico tradicional, gracias a los atractivos de la famosa Gruta de las Maravillas, estandarte de toda la Sierra, que en muchas ocasiones a eclipsado el riquísimo patrimonio cultural y etnográfico de esta bella ciudad.
Aparte de un patrimonio monumental de primer orden, la localidad cuenta con una activa vida cultural, un ciclo festivo amplio y variado representativo de las costumbres serranas.
El viajero que visita Aracena no puede pasar desapercibido el encanto de sus aldeas rurales, ricas en manifestaciones de arquitectura popular (fuentes, lavaderos, molinos), y el atractivo de sus parajes naturales. Esta ciudad cuenta con la más amplia red de senderos señalizados de la Sierra, ideales para el senderismo, y que nos permite conocer a pie, a caballo y en ocasiones también en bicicleta los atractivos del medio rural. Y todo ello junto a la más completa oferta de servicios turísticos.

HISTORIA

Al igual que el resto de la Sierra, es en la etapa cultural del Bronce Pleno, a mediados del II milenio a. C., donde existe más amplia representación de yacimientos con tumbas tipo cistas. Entre éstos el más representativo es el de Castañuelos, muy próximo a la aldea del mismo nombre y a cuatro kilómetros de Aracena, en el que se distingue además otra fase correspondiente a la Edad del Hierro, con restos de un poblado que se asocia al período iniciado a partir del siglo V a. C., en el que pueblos meseteños de origen celta se establecieron en la Sierra de Aracena.
La romanización es tardía y se refiere sobre todo a la explotación de los recursos mineros de la zona, así como a la riqueza agropecuaria, aunque ésta de forma secundaria. Implantación de raigambre romana fue entre otros el Monte de San Miguel.
De la época islámica, según los restos aparecidos, existió una población en el Cerro del Castillo, protegida por una fortificación en el período almohade, que pasó a depender del reino taifa de Niebla en la primera mitad del siglo XIII.
No hay unanimidad sobre la fecha de la conquista, pero parece ser que la Orden del Hospital conquistó para Portugal Aroche y Aracena entre 1230 y 1233, aunque muy pronto el rey Fernando III reclamó para sí estas tierras.
El denominado "Conflicto del Algarve" se solucionará por sucesivos tratados en los que se fijan las fronteras, adscribiéndose toda la Sierra de Huelva al reino de Sevilla como tierra de realengo y se encomienda su defensa a la Orden de Santiago, aunque la leyenda y la tradición fuertemente arraigada defiende la presencia en la zona de la misteriosa orden de los Templarios.
En el siglo XV se produce la primera gran expansión demográfica y gracias a ella la población crece por las faldas del castillo. Se reparte por nada menos que treinta aldeas, muchas de las cuales se emanciparían en los siglos posteriores. En estos momentos la ciudad adquiere gran relevancia; se constituye en la capital de la Sierra, con centro desarrollado en torno a la Plaza Alta, y en una de las principales del reino de Sevilla.
En 1641, el municipio pasa a depender del Conde-Duque de Olivares, y en el siglo XVIII del Conde de Altamira.
En 1833 se crea la provincia de Huelva y Aracena es segregada de Sevilla. Fue el primer marqués, Javier Sánchez Dalp, el personaje más representativo de la época y el responsable de un periodo de impulso en la regeneración de la ciudad. Artífice de iniciativas tan dispares como la apertura de la Gruta de las Maravillas, la instauración de la romería en la Peña de Alájar y la construcción de numerosos edificios, entre ellos buena parte de los que llevan la firma del conocido arquitecto Aníbal González.
En época contemporánea la ciudad en la crisis de las actividades agrícolas y ganaderas. En estos años tristes, sólo destacan las importantes intervenciones de recuperación del patrimonio histórico-artístico emprendidas por el notable vecino Florentino Pérez Embid.
En la última década, Aracena conoce importantes síntomas de revitalización, provocados por la configuración de la ciudad como centro de servicios y por el crecimiento del turismo rural.


CULTURA Y FESTEJOS

El ciclo festivo de Aracena, uno de los más completos de la Sierra, se inicia en enero con el desfile de la Cabalgata de los Reyes Magos. En febrero se celebran respectivamente, el 2 y 3, la festividad de la Candelaria y la de San Blas, con hogueras en la Plaza Alta y una procesión del Patrón de la ciudad, tras la cual se bendicen rosquillas y bollos.
Antes de Pentecostés tienen lugar los carnavales, con sus concursos de agrupaciones, cabalgatas de carrozas, bailes de disfraces, y el popular Entierro de la Cebolla en el paraje de Marimateos.
Quizás una de las festividades más características es la Semana Santa, por el atractivo tanto de los pasos procesionales como de los recorridos, con la madrugá del Viernes Santo como punto culminante. Dos semanas después se celebra la "Semana Santa Chica", emulación de los desfiles profesionales llevado por niños.El tercer fin de semana de mayo tiene lugar la tradicional feria del Ganado, acompañada por unas jornadas festivas, donde tienen lugar exhibiciones, concursos morfológicos, de doma, exposiciones de artesanía, gastronómicas, etc.
En verano se suceden las fiestas a un ritmo frenético: en la cercanía del Corpus Christi, el primer domingo de junio, es la romería de la Divina Pastora hasta la ermita de las Granadillas. A continuación el Pirulito, o velada de San Juan, y numerosas veladas de barrios. De todas ellas destaca la Feria y Fiestas Mayores, en la tercera semana de agosto, con la instalación de un amplio ferial en las proximidades de la Plaza de San Pedro.
De otoño destacan algunas tradiciones populares como los campanilleros, que interpretan canciones en honor de la Virgen del Rosario las madrugadas dominicales de octubre, acompañados de típicos y tradicionales instrumentos. Por último, en vísperas de La Pura, se celebran populares candelas, denominadas "rejiletes", en las que se queman varas de olivo y castaño.

Junto a las actividades festivas tradicionales se celebran numerosos acontecimientos deportivos, culturales y festivos, que dan idea de la vitalidad de esta población, algunos de ellos de gran interés turístico.
Muestra Internacional de Música Antigua, Feria del Jamón y del Cerdo Ibérico, Jornadas Micológicas , así como otros certámenes, encuentros de artistas, etc.
Respecto a los recursos gastronómicos, la cocina local es un compendio de la variedad existente en los fogones serranos: platos derivados del cerdo ibérico, de los productos de la huerta y de las zonas forestales, con gran riqueza micológica y recursos como la castaña y la carne de caza.
La cocina popular está representada en guisos como el de setas y castañas, sopa de ajos, gazpacho de invierno, caldo de matanza, revueltos y migas, entre otros.
Respecto a las actividades artesanales destacan las vinculadas con la alfarería. Tradicionalmente los alfareros locales han tenido influencias procedentes de Cortegana y de Salvatierra de los Barros, pero poco a poco se han perdido las formas de trabajo artesanales.
Tienen también cierto desarrollo las actividades de forja, puesto que Aracena es una de las pocas poblaciones donde esta artesanía es más cercana a los modos de hacer tradicionales.
Como en el resto de la Sierra, se conserva una importante tradición en la talla de madera, actividad de origen claramente rural y radicada en las aldeas.

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